Cambiar las cosas

Publicado el 22 abril 2019 por Carlosgu82

Si os digo así, de golpe y porrazo, que yo mismo he tardado toda una vida en intentar entender algo de algo y hasta la fecha entiendo bastante menos que cuando creía que no entendía nada, ¿cómo os quedáis? … si añado que me da la impresión, y es sólo una impresión que puede estar equivocada como muchas impresiones que salen borrosas y hay que joderse y poco más, de que nadie de nadie sabe realmente mucho de todo, ni siquiera esos que están en las cumbres viéndonos pasar y además de pedirnos el voto, les pagamos el sueldo. Diría, que ni esos tampoco entienden mucho más de lo que podamos entender alguno de nosotros que desde abajo, y como un rebaño borregos, seguimos la moda establecida, el ritmo de moda y con lo más guay del crack de turno se nos hace la boca agua . ¡Quién pudiera!, pensamos incluso. Aunque luego cuando te enteras de lo desgraciados que son muchos de los que tienen todo pero acaban su vida en nada, más solos que la última oliva de la tapa el bar de la esquina, esa que todos miran y nadie coge, si no resulta luego que les da por suicidarse sin avisar siquiera, y aun teniéndolo todo y miles de fans sorprendid@s por el susto. Posiblemente, sea realmente como ya decía mi abuela, “cada uno a su rollo, sálvese quien pueda y tonto el último”.

Sin embargo, no puedo negar que, seguramente, si tuviéramos una segunda oportunidad en la vida y se nos permitiera retroceder los años que a uno le vinieran en gusto, sabiendo lo aprendido y pudiendo cambiar algunas de las cosas o circunstancias vividas, no puedo negar que yo mismo cambiaría un par de ellas… bueno, tal vez siete u ocho de ellas… va, venga ya puestos en cambiar cosas, hasta si pienso mucho llegaría a las diez o veinte cosas… sí, sí porque las treinta creo que sería ya pasarse y más de treinta demostraría que la he “cagao” y además a lo bestia. Por lo tanto, vamos a dejarlo en veinte para no pasarse o en veinticinco por si se me olvida alguna. Que veinticinco cosas que uno pudiera cambiar de su pasado ya son cosas y sin ninguna duda cambiando veinticinco ya conseguiríamos una vida distinta a la que tenemos hoy.

Aunque claro… si pienso en lo que he dicho anteriormente de esos que lo tienen todo y son más infelices y más desgraciados que muchos de los que no tenemos nada, tal vez, mejor no cambiar nada y seguir como hasta la fecha porque a lo mejor lo que es, es lo que tiene que ser y si la liamos cambiando cosas vividas, y la jodemos más, la cosa sería el colmo de los colmos. Porque aunque el vecino del ático diga que el colmo de los colmos es “tener un colmado de colmillos en Estocolmo” yo considero que acabar como Elvis Presley, Marilyn Monroe , Robin Williams, Kurt Cobain, Ernest Hemingway, Charles Boyer. Luís Ocaña, Virginia Woolf y tantos y tantos otros, que lo tenían todo y se quitaron de en medio, tampoco es plan y eso sí sería el colmo, poder cambiar algo en tu vida y que fuera peor el remedio que la enfermedad.

Y es que según en qué perspectiva ves el tema, el tema puede ser tan distinto que incluso creas y consideres que no te puedes quejar porque en definitiva eres una persona con suerte. Y si llegamos a ese punto del tema, vamos a dejar las cosas como están sin cambiar de momento nada de lo vivido, no fuera que sea lo que uno no desea peor de lo que se tiene y luego el tener que no ocupa lugar te deje sin lugar y sin tener ni siquiera lugar de lo que se tiene. Que hablando del tema, me ha venido a la memoria que al entierro de Mozart parece ser solo fue su perro, mientras su música sigue produciendo dividendos a quien ni se sabe que no asistió tampoco al entierro, ni le llevó un ramito violetas el día de su aniversario; y por si fuera poco, me ha venido también a la memoria el triste final del rey del pop, que entre una cosa y la otra su gran éxito se llamó thriller. Nada pues, vamos a dejar las cosas como están y no se hable más del peluquin que a lo mejor luego va y nos produce alergia el peluquin de las narices