A la luz de las últimas movilizaciones en Túnez y Egipto, uno siente la tentación de llenarse de esperanza viendo como gente aparentemente sometida a regímenes totalitarios, se levanta pacíficamente y consigue cambiar las cosas. Incluso genera cierto sonrojo pensar que aquí hicimos algo muy parecido hace no tantos años (más de 30 ya) y ahora somos incapaces de estar a la altura y levantarnos frente a la tiranía de los bancos y sus secuaces.
En cualquier caso, levantando un poco la vista, hay ejemplos que nos indican que, al final, sean unos u otros, es prácticamente imposible que sea el pueblo quien decida realmente quién le gobierna. El caso más evidente y parecido a lo que está ocurriendo estos días es el de Irán: dictadura del sha patrocinada por EEUU, rebelión supuestamente popular que liberó al pueblo de su tiranía, y mira como están ahora... salimos del fuego y caemos en las brasas.
Y que nadie entienda que estoy defendiendo a los dictadorzuelos que están siendo derrocados, por favor. En absoluto. Estoy totalmente a favor de la democracia, de que los pueblos sean libres y de que se autogobiernen... sólo estoy poniendo sobre la mesa el hecho de que este autogobierno, esta libertad son, casi siempre, un puro espejismo. Incluso en Europa o EEUU, donde presumimos de ser ejemplos de libertad y democracia, creo que nos ha quedado suficientemente claro en los tres últimos años que no somos más que marionetas de los mismos señores feudales de siempre: los que tienen el dinero. La ecuación es clara: si tienes dinero, te gobiernas, si no lo tienes, te gobiernan.
Podemos seguir resignados o podemos decidir echarnos a la calle y enfrentarnos a gobernantes que no hemos elegido y que no queremos, como están haciendo en Oriente Medio. Personalmente soy pesimista acerca del impacto real y de que los cambios que se generen sean reales y no un mero cambio de caras... o de área de influencia.