Leo en bastantes páginas especializadas del mundo del videojuego dos noticias que aunque a priori no tienen mucha relación entre sí, en realidad son causa y consecuencia.
Por un lado Sony ha presentado este año un balance económico positivo por primera vez en unos cuantos años. Está claro que conviven muchos factores económicos, sociales y estructurales que han llevado al gran marca nipona a entrar en pérdidas en años consecutivos pero uno de esos factores, sin lugar a dudas ha sido su videoconsola: la Playstation 3.
En su día, cuando se lanzó en 2007, fuentes de Sony aseguraban que se perdían entre 40 y 50 dólares por unidad vendida. El objetivo fundamental en esa época por parte de Sony era introducirse en el mercado en el que XBOX le llevaba cierta ventaja aún a costa de poner en riesgo sus balances económicos anuales.
Este sobrecoste, siempre según Sony, se produce debido a que se emperraron en desarrollar una tecnología propia para PS3 basándose en una arquitectura a medida: los procesadores Cell. Esto llevó unido, además de un desembolso importante en desarrollo, una dificultad añadida para los desarrolladores que tenían que trabajar con el kit de Sony.
No ha sido hasta años después, con un parque inmenso de videconsolas en los hogares de todo el mundo cuando Sony ha empezado a rentabilizar el hardware de la PS3.
Parece, sin embargo, y aquí viene la segunda noticia, que no están dispuestos a repetir los errores del pasado y han afirmado que la Playstation 4 no generará pérdidas desde que comience su distribución. Gracias en parte a que ya disponen de una infraestructura dedicada y una inversión amortizada con la Playstation3, pero sobretodo porque han decidido que partes del hardware de su nuevo sistema sean desarrolladas por terceras empresas con las que han llegado a acuerdos abaratando así el coste final del producto.
Lo realmente interesante de esta situación es comprender el movimiento estratégico que ha realizado Sony. Es mucho más rentable abrirse a la posibilidad de convenios con terceros que nos proporcionen partes de nuestro producto. Por un lado porque seguro que una empresa especializada en el desarrollo del componente A tendrá un proceso mucho más eficiente y con unos resultados mejores que si tenemos que empezar nosotros a desarrollarlo, por otro, porque dado que dispondrán de una fuerte estructura de negocio, su coste será mucho menor.
Sinergia, lo llaman.