Del mismo modo que los toreros se cortan la coleta cuando deciden abandonar el ruedo, yo me he cortado el pelo ya que, en cuanto se concreten una serie de proyectos antológicos en que han tenido a bien incluirme, yo también abandonaré el ruedo de la poesía, no de su escritura por supuesto pero sí de todo lo que viene después.
Por razones que no vienen al caso, o mejor dicho: por experiencias que no vienen a cuento, el hecho de que me llamen o me consideren poeta se está convirtiendo a mis oídos en poco menos que un insulto.Pero que nadie se llame a engaño: el hecho de que, físicamente hablando, me haya cortado el pelo no significa que no lo siga llevando largo.