Pequeños detalles sin importancia que cambian la vida de una persona, de su entorno más próximo y, si me apuran, de su país y por ende del mundo. Fue hace cincuenta años y no, no me refiero a la llegada del hombre a la luna. Lo contaba Hernández Puertas el otro día en La Vanguardia y hay que desplazarse hasta uno de los lugares más selectos de EEUU para entenderlo. Bienvenidos a Chappaquiddick, es julio, hace calor y estamos en una fiesta que acabará mal...