Durante muchos años la descripción que hicieron Dickens y Engels sobre las condiciones de vida de los obreros industriales se impuso totalmente como generalización que aceptaban los economistas, llamemos socialistas, para determinar que la segunda mitad del siglo XIX serían años de miseria de la clase obrera. Sin embargo, un reciente y extraordinario gran libro por muchas razones, ‘’La gran búsqueda. Una historia de la economía’’ de Sylvia Nasar, editorial Debate, 1ª edición española de octubre de 2012, demuestra que en aquellos tiempos las preguntas anteriores tenían respuestas diferentes, en estadísticas y estudios era comprobable el aumento calidad de vida de sectores obreros, que algunos economistas no recogían.
Aceptada las mejoras, una posible explicación tendría relación con los aumentos de productividad que producía la revolución industrial, y la concentración obrera creadora de sindicatos y partidos cuyas luchas arrancaban mejoras. También ayudó la colonización y explotación imperialista de otras regiones del mundo, lo que permitió durante mucho tiempo trasladar a Occidente plusvalías y riquezas de otras regiones que permitieron vivir a los trabajadores occidentales mejor que los del resto del planeta, al estar situados en los primeros eslabones de la cadena imperialista.
En todo caso, en Occidente, la desigualdad cae desde 1910, son años de fuerte desarrollo del capitalismo europeo y norteamericano y de expansión comercial mundial e imperialista, cuya colonización del tercer mundo permitía obtener materias primas a bajos precios, al tiempo son años de luchas consolidación del movimiento obrero y sindical, de revoluciones y revueltas, incluida la Revolución Rusa en 1917, cuya influencia será notable en propulsar políticas de igualdad occidentales al aparecer siempre como sistema alternativo. Desde la finalización de la II Guerra Mundial hasta los años setenta se produce el mayor desarrollo social y menores desigualdades, tanto económicas como políticas, influenciado por la reconstrucción de guerra, por la movilización que supuso millones de personas combatiendo por defender patrias y patrimonios que no eran los suyos, por su regreso y exigencias, con el comunismo triunfante, al lado como ganador de la guerra.
En este sentido la crisis económica en Europa ofrece constantes pruebas en esa dirección, se está produciendo una redistribución de la riqueza desde los países del sur al norte, desde los sectores productivos a los financieros, y desde las llamadas clases medias y trabajadores, -obreros fabriles y trabajadores de servicios, autónomos, pymes, jubilados- hacia los dueños del capital.