Por eso crece la melancolía en nuestras ciudades y prolifera la búsqueda ansiosa de todo tipo de terapias pseudorreligiosas. Si no se tienen ideales ni creencias, la vida psíquica de las personas carece de una base sólida en la que apoyarse para vivir en sociedad. La duda existencial puede llevar también a la depresión y ésta es capaz de hundir a la persona en la inactividad o puede provocar conductas de desafío o de desesperación. De ahí la relevancia actual y la necesidad del cristianismo que fomenta la riqueza y el diálogo interior. La oración del creyente no sólo es comunicación con Dios sino también con uno mismo. Esta práctica refuerza la personalidad proporcionando dinamismo y, sobre todo, enriqueciendo espiritualmente la vida humana.
Por eso crece la melancolía en nuestras ciudades y prolifera la búsqueda ansiosa de todo tipo de terapias pseudorreligiosas. Si no se tienen ideales ni creencias, la vida psíquica de las personas carece de una base sólida en la que apoyarse para vivir en sociedad. La duda existencial puede llevar también a la depresión y ésta es capaz de hundir a la persona en la inactividad o puede provocar conductas de desafío o de desesperación. De ahí la relevancia actual y la necesidad del cristianismo que fomenta la riqueza y el diálogo interior. La oración del creyente no sólo es comunicación con Dios sino también con uno mismo. Esta práctica refuerza la personalidad proporcionando dinamismo y, sobre todo, enriqueciendo espiritualmente la vida humana.