Camboya: Pnomh Penh, al Palacio Imperial subí y a los Mercados bajé

Por Atableconcarmen @atableconcarmen


Apenas pasamos cuatro días en Camboya y me supieron a poco. El país merece más tiempo para conocerlo.
Llegamos a Pnomh Penh en lancha rápida. Cuatro horas de viaje separan Chau Doc en Vietnam de la capital de Camboya, Pnomh Penh. Un alto en la frontera para los trámites del visado y seguimos navegando por el Mekong.     
  
Como me gustan estos recorridos, el viaje se me hace corto.    Es mediodía cuando desembarcamos en Pnomh Penh. El tiempo justo para dejar el equipaje en el Sofitel y salimos a aprovechar la tarde.   
 

  
El recinto del Palacio Imperial es espectacular. Nada más verlo nos recordó al que hace ya muchos años visitamos en Bangkok.    Lo recorremos bajo un sol de justicia, pero es tan bonito que no nos importa.   
 

  
A pesar del calor, nos entretenemos más de la cuenta, pero con tiempo suficiente de darnos una vuelta por el Museo y acabar, cómo no, en el Mercado.   
 

  
¡La de mercados que hemos visitado estos días! Yo no me canso de ver los puestos de frutas exóticas: Rambután, ojo del Dragón, Bananas, Fruta del Dragón, JackFruit, Sandías de forma alargada, todas ellas están deliciosas.   
 

  
Algo similar ocurre con las verduras, los puestos son un festival de hortalizas, variedades de acelgas, cebollas, lemongrass, etc. ¡Con lo difícil que resulta encontrar alguna de ellas en España, y aquí las encontramos por todos lados!   
 

  
También hay puestos de carnes, menos agradables de contemplar, donde junto a la carne cortada ya a trocitos, econtramos como trozos de grasa y casquería, principalmente de cerdo, pollo y algo de ternera. Los únicos pollos que vemos enteros son diminutos, ahora nos explicamos alguno de los platos que hemos comido estos días.   
 

  
Los puestos de pescado están a nivel de calle, sobre el asfalto. Allí, cuencos con peces y pescados, cangrejos, gambas, una gran variedad de almejas y unas "bolitas verdes" que desconozco si se trata de una especie de alga o de algún vegetal que crece junto al mar. Todas ellas se repiten en los diferentes puestos.    
 

  
Por la noche tendremos ocasión de probar estas "bolitas verdes", ¡cómo pican!, son verdadero fuego.   
 

  
Tras dar un paseo por el exterior del mercado, decidimos pasar al interior. Un anárquico trazado de pasillos separan los puestos de comida, de los ferreteros, de los de recambios de motos, de la peluquería o de las tiendas de souvenirs.   
 

  
Todo se hace allí dentro. El lugar es bastante oscuro, estrecho y agobiante. Los olores se entremezclan y hace muchísimo calor. Decidimos salir a tomar algo fresco para, después, y antes de que anochezca, visitar el Templo budista Wat Phnom.
  
  

 
  
No podemos decir que no hemos aprovechado el día con esta visita exprés a Pnomh Penh que a estas horas damos ya por finalizada. Es el momento de refrescarnos en el hotel y salir a cenar. Mañana volamos hacía Siem Reap.
    
 
 
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