Tanto el camello como el dromedario pertenecen al género de mamíferos Camelus. Contrariamente a lo que se suele pensar, los camellos son originarios del continente americano, pero en la última glaciación se extendieron a Eurasia, donde no se extinguieron como en América. El dromedario proviene de la península arábiga, aunque el hombre lo ha extendido por el norte de África y Australia.
El camello es un mamífero rumiante y sin cuernos, y tiene dos jorobas donde acumula grasa, lo que le permite realizar grandes recorridos sin necesidad de beber y comer. Un camello puede llegar a beber de una sola vez más de ciento ochenta litros de agua y después resistir diez días sin beber. El dromedario tiene una sola joroba, y puede beber ciento cincuenta litros de una vez.
Tanto el camello como el dromedario son animales de grandísima utilidad en lugares áridos. Se utilizan como medio de transporte, animal de carga y su piel sirve para fabricar multitud de útiles, como ropa, cantimploras y mochilas. Las hembras dan una leche muy nutritiva y los excrementos son utilizados en el desierto como combustible para hacer fuego.
En la actualidad, existen muchos pastores de camellos, incluso granjas dedicadas a su cría, que han supuesto un gran alivio en zonas de África devastadas por la pobreza. Su carne es muy nutritiva e incluso se han llegado a desarrollar espectáculos donde algunos ejemplares, entrenados adecuadamente, compiten en carreras y otros juegos.
Cuando los ingleses colonizaron Australia, introdujeron el dromedario como medio de transporte; pero con la llegada de los vehículos a motor, los dejaron en libertad. Actualmente se calcula que debe de haber más de un millón de dromedarios viviendo en total libertad en tierras australianas.