Caminando entre dinosaurios

Por Davidalvarez
Hace 150 millones de años la superficie de Asturias poco se parecía a la que vemos ahora. A principios del Jurásico Superior la actividad tectónica produjo un cambio radical en el paisaje que implicó la elevación de parte del territorio y la mar, que ocupaba gran parte de lo que hoy es Asturias se retiró, apareciendo entonces zonas litorales que rápidamente serían colonizados por multitud de dinosaurios, tortugas y cocodrilos. Era la época dorada de los dinosaurios. 
La costa litoral estaba formada por fangos húmedos que permitieron que muchos rastros de los animales que en ese momento deambulaban por allí quedaran marcados en ellos. Las condiciones ambientales particulares del lugar permitieron que esas huellas se fosilizaran, siendo actualmente perfectamente visibles e identificables, dando lugar a uno de los yacimientos de icnitas más importantes a nivel mundial. 
Clasificación simplificada de las huellas de dinosaurios que aparecen en los yacimientos asturianos. Imagen extraída de la Guía de campo de García-Ramos y colaboradores.
El descubrimiento de las icnitas de dinosaurios en la costa asturiana se produjo en 1969, cuando el Dr. José Carlos García-Ramos, actual director del Museo Jurásico de Asturias, encontró las primeras en la playa de La Griega. A partir de ese momento, García-Ramos y su equipo encontraron muchas más en el tramo comprendido entre Gijón y la playa de Arra, en Ribadesella. 

El pasado sábado bajamos a los acantilados de Tereñes (Ribadesella) donde se pueden ver varias huellas y rastros y aunque había estado hacía muchos años no recordaba que se vieran tan bien. Algunas de ellas son espectaculares y se puede apreciar perfectamente su forma sobre lo que millones de años atrás había sido un lecho arcilloso cuarteado tras un periodo de sequía.

Pero en Tereñes no solo se pueden ver huellas sueltas de . Lo más espectacular para mi son algunos rastros completos de terópodos, que son dinosaurios carnívoros entre los que la especie más conocida es probablemente el Tyranosaurus rex. Los Terópodos eran bípedos, caminaban sobre sus enormes patas traseras utilizando sus pequeñas patas posteriores para manipular el alimento.

La interpretación de estos rastros permite medir la amplitud de zancada así como intuir el comportamiento que tenían los dinosaurios en el momento de imprimir sus huellas en el lodo. Se puede saber si andaban o corrían, según la profundidad de la huella en la parte posterior o anterior y también se puede saber si caminaban en solitario o en grupos.
Si queréis conocer un poco más sobre los yacimientos asturianos de icnitas podéis consultar esta guía del equipo de García-Ramos. Asimismo, podéis visitar el Museo Jurásico de Asturias, donde además de reproducciones de los dinosaurios que habitaban la zona podéis ver muchas de las icnitas que fueron rescatadas de algunos acantilados, ya que corrían riesgo de quedar destruidas por los temporales después de algunos derrumbes y argallos.
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