La Sierra de Crevillente es un buen lugar para esconderse. Lo es ahora y lo era hace doscientos años, cuando por aquí tenia sus "negocios" Jaime el Barbudo, un bandolero que tuvo que echarse al monte después de un asunto de sangre, y que encontró seguro escondite en estas montañas. Su fama se puede rastrear en numerosos topónimos de Alicante y Murcia, e incluso pueden visitarse las cuevas en las que se escondía, como la Cueva de Jaume el Barbut al Fondó del Frares. Una ruta de senderismo circular de unos 15 kilómetros, de dificultad media, señalizada ( por decir algo) como sendero PR-CV 255.
Dice la leyenda que cada rico que pasaba por su territorio debía pagar su impuesto, y que sólo robaba a los ricos y parte del botín lo repartía entre las gentes más humildes de los pueblos de la sierra. Parece que llegó a tener una banda de hasta 200 seguidores.
Y como no puede ser de otra forma Jaume El Barbut tuvo un final de bandolero: murió ahorcado el 15 de julio de 1824 y descuartizado en cinco trozos, que se exhibieron para escarmiento público, una vez fritos, en Crevillente, Hellín, Sax, Fortuna, Jumilla y Abanilla. Importa este contenido