Camino de Santiago - Día 3

Publicado el 29 julio 2013 por Pablo Fernández Peláez @pablofdez1906
Buenas noches,
aquí está la tercera entrega correspondiente al tercer día del Camino de Santiago. Cómo véis, el tercer día nos tocó hacer los 22km que separaban Puente La Reina con Estella. Justo aquí tenéis el itinerario y la altimetría de la etapa.

Como de costumbre madrugamos bastante, a las 5 de la mañana nos levantamos y 40' más tarde emprendimos rumbo hacia Estella. A esas horas aún era de noche, pero sobre las 6 empezó a amanecer y el camino se hizo más ameno, ya que con oscuridad no lo disfrutas de la misma forma, aunque es gracioso ver una fila de peregrinos en plena noche andar mientras el resto del pueblo aún duerme. 
Los primeros kilómetros fueron llanos, lo que nos sirvió de calentamiento y poner en marcha el cuerpo para preparar el primer repecho, la subida a Mañeru. Cómo podéis observar es una subida algo fuerte, acentuada, ya que subes alrededor de 150m de golpe. A partir de ese punto un lidero descenso y otra subidita más, aunque después de la primera nos supo a poco. 
A medida que avanzaba la mañana fuimos encontrándonos con gente y fuimos hablando con ellos, es lo mejor del Camino. Casi todos tienen palabras de ánimos para ti e historias para contarte, anécdotas con las que reírte y consejos que merece la pena tener en cuenta. Así que recuerde... estuvimos hablando con un matrimonio de Dublin, ambos muy amables, aunque el marido mucho más extrovertido que la mujer. Dio la casualidad de que mi madre hacía dos semanas había estado allí haciendo un cursillo de inglés y la conversación dio de sí. También conocimos a un hombre de unos 40 años, la mar de simpático y alegre, todas las veces en las que nos cruzamos con él siempre sonreía y tenía algo más que contarnos, aunque hiciera 20' que habíamos coincidido en otro punto.
La verdad que esta es mi parte preferida. En El Camino no hay distinciones de nível, etnia, edad o sexo, todos somos peregrinos por igual y el esfuerzo de alguien que hace 15km es el mismo que el de los que se hacen 30. La gente en los albergues comparte comidas, bebida, te ayudan si necesitas "asistencia médica" (lo que corresponde a que te dejen aguja e hilo y empieces a picar ampollas y a curarte los pies, jejeje)... es muy gratificante ver que ante todo estamos allí compartiendo, como quien dice, lo mismo. 
Pues bien, a medida que fuimos avanzando llegamos al fin a Estella. Yo iba convencidísimo de que en el albergue, el hospitalero (persona encargada de éste), nos daría para comer paella. Os explico porqué: hace unos años hice este mismo tramo, y al llegar a Estella el hospitalero me sorprendió con una paella increíble. La hacía todos los martes para los peregrinos, para que al llegar no tuvieran que preocuparse de hacer comidas, sino que los que tuvieran la suerte de llegar ese día pudieran disfrutar de una paella bien rica. Lo malo... fue que el albergue cambió de hospitaleros, los cuales no prepararon nada, jajajaja. Sharay y yo que íbamos tan convencidos de que comeríamos paella nos quedamos con las ganas y tuvimos que hacernos nuestra propia comida. ¡Eso sí, nos supo bien buena igualmente! 
El albergue fue el municipal, que se encuentra nada más entrar en el pueblo. El coste de éste fueron 7 euros, siendo idénticas las prestaciones a los anteriores. Como inconveniente, para mí, es que las habitaciones eran de más de 20 personas, y en esos casos... la probabilidad de que haya un par de osos durmiendo en tu habitación es más alta, y por la noche comprobamos que fue así, qué manera de roncar tienen algunos!
Antes de dormir fuimos a visitar el pueblo, el cual tuvimos la suerte de que era la semana medieval y estaban en fiestas. En la plaza mayor del pueblo pudimos disfrutar de una paradita en la que preparaban unos pinchos morunos, alitas de pollo, choricitos al vino y costillas a la brasa... que estaban increíbles! Con deciros que repetimos un par de veces y nos quedamos tan llenos que esa fue nuestra cena... imaginaos qué delicia. Como bien digo más de una vez: no hay mal que por bien no venga. No tuvimos paella, pero el pueblo estaba en fiestas y pudimos disfrutar de algo tan delicioso como eso.
Tras cenar eso sobre las 8 de la tarde volvimos hacia el albergue. Y justo al llegar empezó a diluviar de mala manera. Fue la tercera noche consecutiva que llovía, tuvimos suerte de que hasta ahora lloviera solo por las noches, cosa que se agradecía, ya que esas lluvias hacían disminuir un poco la temperatura del día siguiente.
Y con el sonido de la tormenta de fondo, y algún que otro (muchos, muchos, muchooooos!) ronquido también, nos fuimos a dormir para emprender al día siguiente lo que sería el penúltimo día de nuestro Camino de Santiago.
- Cruzando Mañeru -


- Aquí podéis ver la importancia de llevar repelente de mosquitos, aunque en este caso fue más bien un vampiro lo que me mordió -



- Dirección Lorca -





- Un buen almuerzo siempre es bien recibido -


- Estella minutos antes de la tormenta -