Del mismo modo que De Gaulle tenía como localidad emblemática
a Colombey-les-Deux-Églises, o los Kennedy hicieron de Cape Cod
su lugar iconográfico, José María Aznar ha hecho de Quintanilla de
Onésimo (Valladolid) el pueblo de sus amores.
El rincón donde el guerrero descansa de sus batallas y el monje serena
el espíritu, rodeado de sus fieles.
Puede que se deba a que el pintoresco municipio castellano se
encuentre cerca de la Ribera del Duero, o quizás sea porque Quintanilla,
que antes de 1936 se llamaba Quintanilla de Abajo, deba su actual
toponimia a su hijo más ilustre: Onésimo Redondo, fundador de las
Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (J.O.N.S), núcleo duro del
fascismo español, ante el que los falangistas más aguerridos no
pasaban de boy-scouts.
No soy nadie para afearle el gusto, pero considero que Don Jose María
Aznar debería ser más discreto con sus raíces ideológicas.
Pase que la admiración joseantoniana que recuerdan las hemerotécas
sea cosa de la juventud pero,¿no creeis que se ha pasado tres pueblos
llamando a su Fundación FAES, que es el acrónimo de Falange Española?
Debería tener más consideración y saber que estas cosas no le hacen
ningún favor a Don Mariano, que bastante tiene el hombre con lo que tiene.