Días como hoy solo escribo para acompañar a la Soledad en su periplo por los hogares del mundo. Bella e incomprendida, es rechazada sin miramientos, mas su presencia no es símbolo de tristeza, sino un simple aviso de que es hora de hacer las maletas.
Ellos no la comprenden como yo. Ellos no han sentido su abrazo en medio de la oscuridad, sus esfuerzos por hacerte sentir algo cuando solo quieres que todo pase, su cariño al mirarte al espejo y contemplar su sonrisa de porcelana. La han rechazado sin miramientos, solo porque habían olvidado que siempre es posible hacer las maletas.
Hoy caminamos juntos por la peor de sus facetas, aquella que te hace sentir desprotegido rodeado de personas cubiertas por máscaras, de un mundo que no para de mentirse a sí mismo, de viandantes que reniegan del rostro de Soledad simplemente porque no son capaces de escucharse cuando la oscuridad llega y los ruidos cesan.
Algún día volverán a quererla, algún día volverán a conocerla, pero hasta entonces caminaremos sin mirar atrás entre las sombras que deja a su paso. Son nuestras sombras.
Carmelo Beltrán@CarBel1994