Exagerar, discutir, lanzar, agredir, negar… vivimos tiempos de verbos de punta, desafiantes, usados siempre contra el vosotros, ellos, los otros, esos, aquellos. La culpa y la razón siempre tienen dueño. La primera es suya, la segunda es nuestra. A esto le podemos poner colores, logos, siglas, aceras o lo que queramos. Pero básicamente funcionamos así como sociedad, como país, como grupo.
Por eso es un placer encontrar proyectos distintos, alejados de la confrontación, que buscan aquellos que todos buscamos, pero por caminos diferentes. Por caminos asfaltados de verbos como compartir, educar, alcanzar, hablar… Proyectos como “El Laurel“, que se define a sí mismo como:
Un Centro Humanitario dedicado al servicio de las personas desfavorecidas
por causa de la pobreza, la enfermedad o la necesidad de educación
Un lugar con ideas propias, que incluso pueden parecer locas, como dar valor a la palabra, experimentar en la construcción con adobe (no, no tiene que ver nada con el Potochó) o hablar de “Vivir sin dinero”. Conceptos a los que, al menos, vale la pena acercarse, e intentar dar un giro a determinadas maneras de ver el mundo. Os aconsejo que echéis un vistazo a su web. Puede que encontréis algo que os interese. También les podéis encontrar en su perfil de Facebook y también en el Patio del Pájaro Azul.
Y entre esos “algos” que podéis encontrar, están sus esculturas. Diferentes en casi todo. De momento, no es necesario el dinero para adquirirlas, cosa extraña (y que se agradece) en un mundo que parece estar todo el día pendiente de la Prima de un tal Riesgo y números de intereses varios. Basta con decir con que trabajo sabes hacer, e intercambiar horas de trabajo por ellas. Desde luego, pueden ser un regalo (incluso a uno mismo) muy particular.
Os dejo con algunas imágenes de ellas. ¡Ah! Se me olvidaba… tienen un escaparate con alguna de estas piezas en Madrid, en el Centro Lista de la Asociación Puerta de Alcalá, calle Francisco Silvela, 13.