Es difícil encontrar tres músicos de trayectorias tan distintas que se junten en un proyecto común capaz de unir bluegrass, jazz y folk, pese a que no me gusta etiquetar la música (sólo buena o mala), en lo que algunos han bautizado "Jazz de raíz", asturiana se entiende, término que parece acuñó otro grande del piano asturiano como es Isaac Turienzo, y que jugando con las palabras podríamos llamar "Asturiazz patria querida".
Tres caminos de largo recorrido discográfico y en vivo, unidos por las inquietudes y que como dicen las notas firmadas por M. A. F. F., "un grupo que explora las intersecciones de la música tradicional y el jazz, el sonido y el lenguaje... un grupo que promete una nueva gran música", y lo escuchado en Gijón puede atestiguarlo.
El piano de Jacobo va más allá del concepto armónico y sin buscar improvisaciones imposibles. Tanto en temas propios como ajenos su saber estar es realmente digno de mención, auténtico colchón sonoro y coprotagonista lírico, sacando sonidos del instrumento perfectamente ensamblados en un colorido particular de esta formación.
Los pocos que preferimos estos pequeños placeres más allá de un veraniego 7 de abril en Gijón, creo que no lo olvidaremos y pasaremos a la acción: intentar seguirles más de cerca...