Esta mañana, a muy primera hora, la niña de mis ojos a partido para su amado campamento. Me parece increíble como pasa el tiempo pero ya es el sexto año que va y yo recuerdo el pimero como si fuera ayer.
Las cosas han cambiado mucho desde entonces pero los nervios del día antes son los mismos: los de la hija y los de la madre. Sin embargo, aquel agobio que tenía yo EL PRIMER AÑO buscando por todos lados la ropa adecuada que, por supuesto, no se encontraba en el armario de la niña, ORDENANDO TODO CONCIENZUDAMENTE para que mi pequeñita encontrara aquello que iba a necesitar en cada momento, explicándole las cosas una y mil veces... Este año ha habido que comprar algunas cosas pero ¡se ha ido ella sola con una amiga a por ellas!
La maleta también la hemos preparado entre las dos pero, voy a ser sincera, más ella que yo. Le he dado ese plus de autonomía y ese voto de confianza que las adolescentes piden a gritos y que la niña ha demostrado merecer. CONVERSACIONES COMO ÉSTA ya no proceden, gracias a Dios...
Este año no iremos a verla así que nos ahorraremos traumas como el de HACE TRES AÑOS, cuando también fueron sus hermanos, o soponcios como el de hace cuatro cuando vi aquella IMAGEN que todavía permanece en mi retina. ¡Hay imágenes que no se olvidan fácilmente!
Los niños se han quedado en casa esta vez -ya no puedo cantar aquello de " LIBERTAD, LIBERTAD..." pero, por lo menos, me ahorraré lo que TUVE QUE HACER hace dos años cuando "los Compritas Boys" regresaron de su andadura jienense.