"Yo siempre he creído, desde que el hombre es un ser racional, que el mayor invento de la humanidad fue la escritura. Antes de eso, los seres humanos transmitían sus conocimientos de manera oral, perdiéndose muchos de ellos con el paso del tiempo y la desaparición de generaciones. Fue, y es, con la plasmación de los pensamientos, tradiciones, costumbres ..etc, en papel cuando el conocimiento, tal y como es entendido, permanece con el pasar de los siglos. Ya los egipcios escribían sus complejos mensajes jeroglificados en hojas de pergamino y los romanos y griegos, cuna y adolescencia de nuestra civilización occidental actual, hacian lo propio sobre tablas de piedra o arcilla. Con la imprenta de Guttenberg llegó, hacia 1450, el soporte perfecto: el libro. Y con ella casi paralelamente la proliferación de las bibliotecas (desde los tiempos de la gran Alejandría) y archivos. Con el libro el ser humano ha plasmado sus ideas, algunas arriesgadas y peligrosas según la época. Es por ello que la humanidad siempre se ha visto de alguna manera intimidada o amenazada por la información que estos objetos "guardan" tan cautelosamente en sus páginas. Líderes políticos y religiosos sobre todo nunca han dudado en perseguir a quienes leían ciertos libros o manuscritos y hasta en censurar su lectura llevando a los libros a la mismísima hoguera como culpables de un crimen sin cuartel. Realidad o simples leyendas urbanas, lo cierto es que la historia misma relata unas cuantas quemas de libros. Dos ejemplos:
la Biblioteca de Alejandría, en torno al siglo III a.C, y considerada la más grande e importante de la humanidad. Fue por mucho tiempo la capital del conocimiento de la Grecia Antigua. Su destrucción fue de tal calibre en brutalidad que muchos escritos, de gran importancia filósófica, política, religiosa ..etc, se perdieron para siempre, y con ellos parte del saber humanístico fundamental para el ser humano. La Biblioteca fue vista como amenaza para los mismos Cristianos paganos, que mandaron destruirla por tenerla como amenaza contra su religión.
En pleno siglo XX, con dos guerras mundiales devastadoras, los libros también fueron pasto de las llamas, entre los conflictos armados. La más conocida es la quema de la Biblioteca de Berlín, por mandato del régimen nazi, el 10 de mayo de 1933. Se quemaron libros anti-germanos, entre ellos manuscritos de Karl Marx, y por supuesto aquellos escritos por judíos. Todos pasaron a engrosar "las listas negras".
Este tema es larguísimo, realmente para entretenerse en su estudio y análisis para entender por qué el ser humano, ser racional donde los haya, decidió anteponer otros aspectos distintos a la razón, el pensamiento y el conocimiento a la hora de quemar libros. Porque ya lo dijo el escritor alemán Heinrich Heine “Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos". Y en el siglo XXI en el que nos ha tocado vivir, la acción de quemar un libro es vista, como en tiempos ancestros, como una privación de la libertad de expresión, del libre pensamiento y del derecho a la lectura. Es un tema de discusión apasionante para todo aquel que sea bibliómano o bibliófilo. Por tal motivo reivindico aquí mi derecho a leer y pongo de manifiesto que estoy en contra de la quema de libros, considerados éstos vehículos de ideas, razón, cultura y saber intelectual para el hombre".
Si tú has llegado hasta esta línea es porque te interesa el tema. Si quieres unirte firma el manifiesto a continuación y llévate el banner a tu sitio web. Muestra a todo el mundo tu derecho a leer y a que si quemas un libro destruimos no solo una cultura, sino también a quienes la integran: nosotros, los seres humanos.
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Fuente: diversas páginas en Wikipedia.Imagen del texto sacada de Google. Banner de la campaña elaborado por FB a partir de una foto externa, perteneciente a Google.
Filóloga Bibliófila