Entiendo tu emoción pero no la siento. Esto es algo que podría decir hoy a cualquiera de los millones de hinchas tanto del Aleti como del Madrid, que se juegan uno de los trofeos internacionales más importantes, si no el más importante de todos los que se disputan cada año a nivel de clubes. La importancia del trofeo queda manifiesta en el dato de que uno de los equipos hace 12 años que no lo gana y el otro no lo ha ganado nunca.
El hincha en cuestión me miraría incrédulo y acto seguido me mandaría a paseo. Quizá es más frecuente que alguien como yo les entienda a ellos que no al revés. Tendrá esto que ver con el respeto, a lo mejor, y la capacidad de salirse de uno para ponerse en el lugar del otro.También a mí me pasará que me emocione hasta las lágrimas con algo que a los demás les deje fríos. Una buena película, un paisaje, una idea, una canción, una nota, un matiz…Cosas hay que estremecen a muchos que a otros pasan desapercibidas. Como pasa con las frecuencias en los sonidos o los tonos en el color, que algunos directamente no los oyen o no los ven.Bueno será entonces ser capaz de considerarlo, comprenderlo intelectualmente, respetarlo, y hasta de concederlo, si nuestra opinión tuviera algún peso en relación con la experiencia de que se trate.Me dan un poco de envidia los seguidores de uno y otro equipo por más que no menos de la mitad de ellos van a disgustarse y mucho. Si no disfrutas tampoco sufres, pero si avanzas por ese camino te conviertes en una piedra.¿Qué determinará que nos remuevan unas cosas y no otras?, ¿jugamos algún papel en ello? Qué será más interesante: ¿ampliar el campo de nuestras emociones o aquilatarlo dentro de los parámetros en los que nos emocionamos sin poderlo evitar? ¿Se puede aprender a disfrutar más y mejor de más cosas? Valdría la pena intentarlo. A lo mejor si me explicas bien por qué disfrutas tanto consiga yo resonar contigo.
Mientras tanto, a falta de mejor plan, veremos juntos el partido, que sea bueno y gane quien más lo haya merecido.