La construcción, la hostelería, el comercio -esto es, lo que queda de chiringuito- se sitúan entre las candidatas al podio del mamoneo financiero, aquí nadie cuenta a las tiendas, bazares y pronto hipermercados de los chinos por la sencilla razón de que no se cuentan ni ellos mismos, pero aquí todos nos engañamos como a orientales, oiga, sin el más mínimo rubor. Dicen que aumenta la tolerancia al fraude, no, espérate.
De los índices de pobreza y de exclusión ya hablamos otro día. En el telediario se asoma un gachó con la recortá. Ha matado a su jefe, al hijo de su jefe y a dos empleados del banco. Una puerta, un talón sin fondos, las cifras disparan a quemarropa. Nos siguen pegando abajo. Ahora sale el nota de los Moody Blues o algo así, tal vez una empresa mafiosa que pone notas a las economías mundiales y gobierna ya impunemente sobre los payasitos políticos que dirimen sus "poblemas" sociales en la sala de espera de la consulta del dermatólogo del planeta loco. Refinanciación al caer, nuevo picotazo bancario. Hay que acelerar las reformas, dice la ministra ¿socialista? Más reformas. Más chapús. No veas el ambientazo que hay en la calle de Europa, la gente rompiendo farolas, la policía desquiciá, los usureros a sus puestos. En Cádiz, más de lo mismo. Como dicen los juiciosos radicales de las manifestaciones de estos días, exprópiese. Expropien los bancos (de la plaza Mina). Bailemos el rock de Valcárcel. En la tierra del submarino amarillo. No tenemos suelto, pero nos sobran los Bin Laden.