Cuando he visto este campo de lavanda en la revista VIAJES de National Geographi de este mes casi me da un patatús, me imaginé su olor inundándolo todo, dan ganas de echarse desde lo alto y dejarse caer en este campo sumergiéndose entre sus flores y sus olores.
Creo que la primavera o en el mes de setiembre es cuando más me gustaría ir.