Da igual cómo quede la final del domingo. Burkina Faso, llegando a esta altura de la competición más importante de África por primera vez ha hecho historia. Muchos la comparan con la Zambia de 2012, puede ser, pero el camino de 'Los Potros' se ha encontrado una serie de obstáculos que tal vez no se encontró el anterior campeón, aunque los dos llegaron a la final sufriendo mucho, como mejor se saborea después una victoria.
Pero es curioso como una de las selecciones menos potentes de las que se presentaron al torneo sí que contaba con buenas individualidades. Alain Traore destacó como internacional de bien joven, en un africano sub17 y se ganó una prueba en el United, equipo con el que no pudo firmar por los permisos de trabajo y donde recalón el Auxerre, siendo una de las figura del equipo en una etapa decadente hasta que el verano pasado firmó por el Lorient. Sus tres goles en los dos primeros partidos, claves para que su equipo se presentara al partido ante Zambia con muchas posibilidades de pasar a cuartos, se hicieron más importantes cuando a los pocos minutos de partido se lesiona y, horas después, se confirma que se perdía todo lo que le quedase a Burkina Faso de competición. Seguro que visto lo visto, no le ha importado ser parte de este éxito desde la enfermería y como autor de las primeras líneas de la historia de su mejor participación en una Copa África.
A partir de ahí su compañero Jonathan Pitroipa coge el relevo. 'Presentado' al fútbol europeo a través de la Bundesliga, primero en el Friburgo y después con un paso poco regular en el Hamburgo, su llegada a Francia, al Stade Rennais en 2011 se convierte para él en el fin de la búsqueda de un equipo que se amolde a lo que pide. Su experiencia con sólo 26 años le convierte en otro de los líderes del equipo. Así lo demostró marcando el gol que eliminaba a Togo en la prórroga de los Cuartos de Final y encarnó el sufrimiento a la hora de eliminar a una de las grandes favoritas, Ghana, cuando vio que no sólo no le pitaban un penalty a Burkina Faso por una clara falta cometida sobre él, sino que le enseñaban una segunda amarilla que le quitaba de en medio a la hora de la disputa de una hipotética final (la guinda a un arbitraje horrendo que estuvo a punto de clasificar a Ghana).
Sin Traore y sin Pitroipa, dos señas de identidad en ataque, asumió el control Bancé. Aristide es de los jugadores más erráticos en cuanto a carrera profesional de la selección con pasos por Bélgica, Alemania, Ucrania, Dubai o Turquía. Desde esta temporada defiende los colores del Augsburg de nuevo en la Bundesliga. Fue el autor del gol que empataba la semifinal y del penalty que metía a su equipo en la final (previo a la parada clave de Diakité)
Tres figuras que se han ido turnando el tirar del carro de cara a una final y que el destino les ha dado el primer regalo. La organización 'perdona' la segunda amarilla a Pitroipa y podrá disputar la final. Un rearbitraje que, parece, por una vez no favorece al grande y sí al espectáculo.