Cần Thơ: Los mercados flotantes

Por Vagabond


El mercado fluvial en muchas zonas de Asia representan una tradición, un símbolo e incluso una costumbre agradable. Para los turistas comprar la comida desde una barca es sin lugar a dudas algo fuera de lo común que merece la pena vivirse.

Pues bien, en estos sitios (fundamentalmente en Viet Nam y la ciudad de Cần Thơ) el medio de transporte principal son pequeñas embarcaciones con motor cuyo sonido interrumpe la quietud del ambiente y solo se detiene cuando debe recoger a nuevos pasajeros. Entonces, distinguirán flores de loto y orquídeas que sobresalen de las ventanas de las casas que se abren al río Mekong. Aquí lo nuevo y lo antiguo conviven en perfecta armonía con un intenso aroma oriental.

Las frágiles piraguas están bien amarradas en las afueras de las casas y a poco distancia se ven los barcos que cargan y descargan las más diversas mercancías dirigidas a los primeros Resort de lujo que comienzan a poblar la zona.

En algún momento verás cómo las piraguas se convierten en verdaderas casas o mercados flotantes. De hecho, no es extraño ver plantas ornamentales o techos de paja para protegerse del sol. Otros, prefieren optar por el comercio y plantan un palo donde colocan algunos de los productos que se venden a bordo, desde bananas hasta mangos, calabazas o naranjas. Entonces es como si el río adquirirse una vida frenética, solo comparable con las ajetreadas calles londinenses o neoyorquinas en horarios pico.


Para vivir los encantos del Mekong puedes pedir ayuda a alguna de las agencias de viaje que se encuentran en las cercanías y que organizan tours que duran desde uno o cinco días. O quizás puedes simplemente acercarte al puerto de Cần Thơ y regatear el precio con alguno de los dueños de embarcaciones que se dedican a realizar este tipo de viajes.

Eso sí, es conveniente partir bien temprano en la mañana porque el camino es largo, el río Mekong es uno de los más largos del mundo. Además, si quieres vivir lo más auténtico de este mercado flotante lo ideal es estar allí apenas empieza porque cuando comienzan a llegar los turistas el sitio pierde parte de su encanto.