Canadá 2016, día 12: alaska highway (iii)

Por Trotaburgos @trotaburgos

El segundo día por la Alaska Highway sigue la misma tónica del anterior. Al comienzo de la ruta los paisajes son suaves y ofrecen mil estampas; hacemos bastantes kilómetros por jornada, pero son cómodos de recorrer. La carretera a pesar de los arreglos y las mejoras en el acondicionamiento son un lujo. Hemos tenido la sensación de circular en un paréntesis hecho en la naturaleza.

En esta jornada hacemos nuestra primera parada en Rancheria Falls. Se trata de unas cascadas no muy altas, pero con un entorno muy bonito que ayudan a romper la rutina de la carretera. El paseo, según nos indican los letreros, es a través de un bosque boreal, resulta muy cómodo, no tiene más de un kilómetro, y está perfectamente acondicionado y preparado con una pasarela de madera sin barreras arquitectónicas.

A medida que vamos haciendo kilómetros nos van sorprendiendo diferentes elementos del paisaje. Uno de ellos son los ríos, los cuales nos parecen espectaculares. No hay ninguno pequeño o que te deje indiferente, sino es por el camino que han forjado, es por el paisaje que riegan, o por las dos cosas. También los puentes lo son y cuando atravesamos uno se hace el silencio en el coche.

La localidad de Watson Lake nos sorprende al llegar con el Sing Post Forest. Es un lugar donde se ubicaba originalmente uno de los postes de señalización más famosos. En un principio se trataba de un poste direccional que indicaba el camino y las distancias a diferentes ciudades de Estados Unidos. Carl Lindley que trabajaba en ese momento en la construcción de la Alaska Highway pidió incluir entre los carteles de señalización uno que indicara la dirección distancia a su pueblo, Danville en Ilinois. Este sencillo gesto se transformó en una tradición o costumbre que fueron repitiendo otras personas y que lo convirtió en un hito de señalización más famoso de Canadá. Hoy hay más de 72.000 marchas, matrículas, carteles, etc. adornando los postes que se han ido poniendo para que la gente pudiera ir colocando sus diferentes carteles.

Después hemos visitado el Northern Lights Centre. Se trata de un centro de interpretación de las auroras boreales. La entrada son 10 $ y lo llamativo es que estás en un cine de pantalla con 360 grados. Se trata de dos proyecciones en inglés, primero te explican unas nociones básicas del espacio y luego te hablan de las formaciones de las auroras boreales, el porqué, cómo y dónde se suelen dar. Ha sido curioso.

Seguimos camino y disfrutando de todo lo que nos acompaña. De nuevo el día nos deja disfrutar porque no llueve y así el camino es más cómodo. Lo mejor de este tramo ha sido ver animales. Lo primero un bisonte macho, aquí podemos afirmar que el coche frena muy bien. La imagen ha sido un lujo y lo hemos disfrutado un montón. Ya superada la sorpresa y al cabo de media hora un grupo de bisontes hembra con crías, también hemos parado y disfrutado de la estampa. Pasados otros 20 minutos otra prueba de frenos, esta vez por dos osos negros, una escena fantástica. Y para rematarlo y un cuarto de hora después de los osos un grupo bastante numeroso de bisontes. Todos estos animales estaban junto a la carretera, en la zona de cuneta y muy cerca.

Para terminar una jornada tan especial paramos en las Liard Hot Springs que son unas fuentes termales. La entrada son 5 $ y merece mucho la pena. El sitio está perfectamente acondicionado y construido con muchísimo gusto. No es nada ostentoso, simplemente una zona de cambiadores, otra de escalerillas para el acceso, una más para secarte tranquilamente al sol y unos bancos dentro del agua para sentarte y relajarte. Estás en mitad de la naturaleza rodeado de verde y allí surgen unas aguas cristalinas con una temperatura fantástica. Cuesta un poco meterse pero muy poco acostumbrarse al calor. Este sí ha sido el gran momento de relax.

Elegimos el Muncho Lake para dormir. Aquí está el Northern Rockies Lodge un lugar donde te ofrecen varios tipos de alojamiento: Hotel (300 $), Cabinas (165-200 $) o poner tienda (40 $). También bastantes actividades relacionadas con la caza, la pesca o vuelos en hidroavión. Elegimos la más económica.

El camping está en la orilla del Muncho Lake y es un lujo. El entorno es precioso y aquí las montañas te rodean. Merece la pena la parada en alguno de los muchos puntos de visión que hay repartidos por la carretera. Mientras disfrutábamos del paseo por lago y el entorno nos fijamos en que empiezan a acumularse nubes justo en las montañas que tenemos detrás. Ante un posible chaparrón pedimos permiso para montar la tienda bajo un tejado que hay en uno de los almacenes del Hotel, nos dicen que sí y eso ha facilitado mucho que la noche haya sido más cómoda, porque a los tres minutos de colocar la tienda sobre el hormigón del porche de la casa que hace de almacén ha empezado a llover y no ha parado en toda la noche.