Canadá 2016, día 17: parque nacional de banff

Por Trotaburgos @trotaburgos

3 grados marcaba el termómetro del coche al salir del camping en dirección a Banff. Son las siete de la mañana, quizá el momento más frío del día, pero ¿3 grados?, ¿Y en estas fechas? Hasta el testigo de riesgo por hielo ha saltado en el salpicadero del coche. La noche no ha sido de las más calurosas que hemos pasado en este viaje, pero no deja de ser llamativo que durante el día de ayer llegáramos a los 25 grados y el día de hoy amanezca con esta temperatura.

Como decíamos, salimos hacia Banff con la ilusión de completar otra de las etapas que teníamos como destacada en este viaje, el Parque Nacional de Banff. Desde Lake Louise son 58 km, que tardamos algo más de lo habitual en completar, por la Bow Valley Parkway. ¿Por qué?, porque el límite de velocidad está en 60 km/h y nos lo tomamos en serio por la posibilidad de las multas. Hemos visto a una pareja detenidos en el arcén acompañados del coche de la policía y nos imaginamos que les habían parado por este tema.

Tener un límite de velocidad tan bajo es por los animales, cruzan muy a menudo y pueden suponer un susto o un accidente muy grave. Así que si nos avisan y además nos pueden tocar el bolsillo no hay más que añadir. La pena es que nuestra ilusión no se ha cumplido ya que queríamos ver alguno de esos animales.

BANFF:

Banff quizá sea el municipio más famoso y más visitado de las Rocosas. Al llegar nos hemos llevado la impresión de que estamos en el "Baqueira Beret" de Canadá. También es el más grande y el que mayor número de servicios ofrece. Aquí se nota mucho que es una zona puramente turística.

Al llegar lo primero que visitamos es el Monte Sulphur que tiene las vistas panorámicas más impactantes sobre Banff. Hemos elegido este punto como primera opción porque el tema de encontrar aparcamiento a medida que va avanzando el día se va convirtiendo en un problema y lo hemos podido comprobar ya que a primera hora quedaban pocas plazas. Aquí, a parte de las vistas panorámicas, tenemos otra atracción y es el teleférico que te lleva prácticamente a la cumbre.

Te deja en un edificio de recepción a 359 escalones del Monte Sanson que es donde está ese punto de vistas panorámicas tan famoso. La tarifa del teleférico de subida y bajada son 42$. Aunque también hay otra posibilidad y es la de subir andando y después bajar en la cabina. Justo la persona que nos precedía a la hora de bajar así lo ha hecho. Al parecer antes podías pagar el billete según el trayecto que eligieras, pero ahora no.

El viaje del teleférico es como haber comprado billete en la atracción de un parque recreativo. Nos ponemos a la cola y en poco tiempo nos vemos sentados en la cabina que al subir nos parece más pequeña. Arrancamos y al salir de nuestro punto de embarque todo va disminuyendo a la misma velocidad que nosotros vamos subiendo.

Arriba, en el punto de desembarque, tenemos la fortuna de no haber demasiada gente. Hay momentos en los que podemos hacer las fotografías solos y eso lo consideramos un privilegio. El paisaje y las vistas son magníficas. Pero lo mejor estaba a media hora, en un promontorio al que se accede subiendo más de trescientas escaleras, a través de pasarelas acondicionadas y que facilitan llegar al Monte Sanson.

Es en un punto elevado donde tenemos una visión de 360 grados del lugar en el que se sitúa Banff. Aquí se encuentra la cabaña donde el meteorólogo Nomad Sanson, a principios de siglo, subía y llevaba el control meteorológico. Tienen una recreación de la habitación de la cabaña utilizada a principios de siglo por el meteorólogo. Se ve a través de cristal, aunque simplemente el lugar en el que está ubicada ya sorprende, el simple hecho de construirla allí ya tuvo que ser un reto, el otro que les cupiera la casita.

A parte de las maravillosas vistas que hay, nos llama la atención otra cosa, un cartel que anuncia que la multa por dar de comer a los animales puede llegar hasta los 25.000$.

La siguiente parada es el lago Minewanka. Está un poco alejado del pueblo y hemos ido en coche, aunque existe la posibilidad de ir en bicicleta o dando un paseo. El sitio es precioso y tan grande como para que tenga un pequeño puerto deportivo. En las orillas hay un despliegue de zonas de recreo acondicionadas que nos ha encantado. Este tipo de áreas recreativas tienen servicios, que mantienen perfectamente limpios. Hemos leído también que no se puede acampar y que hay que tener mucho cuidado con dejar la comida fuera de las bolsas o contenedores por los animales.

Nos damos un paseo por una de sus orillas hasta el cañón Steward, se recorre muy bien porque no son más de 4 km. en total y nos permite tener otras vistas sobre el lago. El cañón es nuestro límite, pero la oferta de rutas de senderismo y distancias es muy amplia.

Despedimos el lago y nos vamos hacia Banff. Buscamos directamente el parking de la oficina de turismo porque ofrece tres horas de parking gratuitas. Afortunadamente tenemos sitio, porque vemos que hay mucha actividad y visitantes en el pueblo. La plaza que hemos encontrado para aparcar la tenemos que racanear con una caravana que necesariamente, y por su anchura, ocupa más, pero era el único espacio que habíamos visto así que con sumo cuidado metemos el coche entre la susodicha y otro. Lo de las tres horas gratis lo anuncian en letreros, pero no sabemos quién controla el tiempo que estás.

Vamos a la oficina de turismo que está en un edificio precioso y muy céntrico. Aunque Banff es el municipio más grande de los Parques Nacionales, tampoco lo es tanto como para que no se pueda recorrer fácilmente andando. Es con mucho el más turístico de los que hemos visto hasta ahora y su calle principal está repleta de tiendas y algún centro comercial. Nos gusta mucho su conjunto urbano con un aspecto antiguo y moderno a la vez. Como en el resto de localidades vemos que está muy cuidado y limpio.

El primer sitio al que vamos, después de recoger el callejero, es al restaurante Brew Co. Banff. Después de la buena experiencia del otro día en el restaurante de la misma cadena en Jasper, y saber que tenían otro aquí, no hemos preguntado en ninguno más. Hemos comido muy bien.

Después seguimos hasta las cascadas y rápidos del río Cascade. Para llegar a ellas hay un breve paseo fluvial que disfrutamos mucho. Después de hacernos las fotos correspondientes subimos hasta el Hotel Fairmont que está al lado. Es un edificio histórico que se construyó precisamente para esto, motivar el turismo en esta zona de Canadá a principios del s.XX. Es impresionante por fuera y no lo es menos por dentro, encima nos recibe una chica tocando el arpa. Eso sí!, la noche aquí tiene que costar..., porque simplemente ver el despliegue humano que hay en la recepción ya dice mucho del entorno donde se puede mover el precio.

Volvemos hacia la parte antigua de Banff callejeando un poco disfrutando del ambiente y alguna de las mil tiendas que hay. Paramos en una importante a estas horas para nosotros, se trata de la que vende helados, porque hace muchísimo calor y ahora uno nos viene de maravilla para refrescarnos un poco.

Concluido el momento "helado" iniciamos nuestro viaje de regreso a Lake Louise. Antes de llegar al camping tenemos una nueva visita, esta vez al cañón del Río Johnston. Se trata de una garganta espectacular acondicionada para que se pueda recorrer con facilidad. Nos encantan las pasarelas "colgadas" en la pared del cañón que hacen posible que se pueda recorrer esta garganta por completo. La distancia no es mucha, son 1,2 km para llegar a las cataratas de abajo y pasar el tramo más espectacular del cañón y otro 1,4 km para llegar hasta la cascada de arriba. El trayecto completo merece mucho la pena y recomendamos visitarlo porque es muy fácil que os guste.

Toca volver al camping para darnos un homenaje de cena a la "canadiense". Aprovechando la cocina de leña que nos ofrecen, además de la cantidad ingente de leña que se puede coger, hemos comprado cena para poder hacer al fuego. Lo primero unas salchichas asaditas que estaban muy buenas. Las hemos asado envueltas con papel de aluminio porque nosotros no tenemos parrilla. Después unas patatas asadas que estaban de "chuparse los dedos".

Con un homenaje así cualquiera no descansa.