Canadá: (Día 2) Recorrer en coche la Dinosaur Trail de las badlands canadienses

Por Elcalderodenimue @CalderodeNimue

Después de un intenso primer día en Canadá en el que pasamos la mañana visitando Calgary, y la tarde en el museo de paleontología Tyrell, (que como ya os he contado, es como estar en el backstage de Parque Jurásico) dedicamos el segundo día a seguir explorando el Dinosaur Provincial Park y las badlans canadienses.

La mejor manera de explorar el parque es en coche, y haciendo paradas en los puntos señalados para hacer pequeñas rutas y descubrir la árida belleza de las tierras baldías. Una buena opción antes de salir, es parar en Drumheller a coger un mapa de la ruta conocida como la Dinosaur Trail y ya de paso curiosear el “dinosaurio más alto del mundo”, una reproducción en fibra de vidrio de un tiranosaurio rex a la que se puede subir (previo pago de una entrada) y contemplar las vistas. A sus pies se encuentra la oficina de turismo.

Ver imagen ampliada.

Esta no será la única estatua que encontréis en Drumheller, pues la ciudad está plagada de estatuas de dinosaurios, algunas bastante horrendas, y otras bastante realistas. Todas hacen de reclamo fotográfico tanto para grandes como pequeños turistas.

A continuación pasamos a comentar las paradas más interesantes que encontraréis en la Dinosaur Trail de Drumheller:

Ruta a pie autoguiada por las badlands

Nosotros decidimos retomar la ruta donde la habíamos dejado el día anterior; a las puertas del museo Tyrrell, desde donde exploraríamos la ruta autoguiada que recorre las tierras baldías de la zona y que parte justo de en frente. La ruta cuenta con paneles explicativos sobre los fenómenos geológicos y los yacimientos de fósiles de esta parte de las badlands.

Se tardan unos 45 minutos en hacer el paseo completo. Un poco más si nos paramos a hacer muchas fotos. Es una forma sencilla e interesante de descubrir las badlands canadienses y aprender sobre ellas. Y sobre todo, muy interesante: ¡es gratis!🙂

Horsethief Canyon

El curioso nombre de este impresionante cañón se cree que deriva de una red de comercio ilegal de caballos que existió en este área antiguamente. Los caballos que se preparaban pasar de contrabando entre Estados Unidos y Alberta eran escondidos en este valle que tomó prestado el nombre en recuerdo de esta actividad.

Es un área repleta de fósiles donde se han excavado hasta 35 esqueletos de dinosaurio que datan de hace 70 millones de años.  Aunque no estén ahí los esqueletos, merece la pena acercarse al cañón para disfrutar de las increíbles vistas que ofrece del valle de Drumheller y las badlands canadienses.

Desde el momento en que uno pone el pie en el parking, podemos disfrutar de un paisaje espectacular y único, formado por depósitos marinos esculpidos por las glaciaciones y siglos de erosión del viento y el agua.

Es un paisaje que recuerda al vecino cañón Horseshoe pero que pertenece a un afluente diferente del río Red Deer y del que lo separan varios kilómetros. Al igual que ocurría allí, en el Horsethief Canyon también encontraremos rutas de senderimo para explorar a pie las tierras baldías.

Orkney Viewpoint

Si estabas buscando el momento de llegar a un mirador que ofreciera vistas imponentes del valle del Red Deer River, este es tu sitio. Alzándose apenas 800m por encima del nivel del mar, la colina de Orkney nos ofrece este pequeño mirador de un carácter casi intimo.

Un sugerente banco nos invita a caminar más allá de la valla del perímetro del mirador y sentarnos a contemplar la belleza de estos parajes.

Para llegar a este mirador, tendremos que cruzar el río Red Deer utilizando un curioso método. Un pequeño ferry, que no deja de ser un trozo flotante de carretera que se desplaza de un lado al otro del río tirado por poleas, espera a que lleguen los vehículos para pasarlos hasta el otro lado. ¡Cuidado que el ferry no está en funcionamiento por la noche! Lo mejor es preguntar los horarios del ferry en información antes de salir. En el momento de nuestra visita, el ferry era gratuito.

Foto by Luisma

La ruta de los Hoodoos

A apenas 10km al sureste de Drumheller nos encontraremos este popular rincón de las badlands canadienses donde se encuentran una gran concentración de hoodoos, justo al final de la llamada Hoodoo Trail.

Los hoodoos son unas formaciones geológicas que consisten en unos pilares de arena, coronados con una pieza de roca más dura que los ha protegido de la erosión frente al resto del terreno, facilitando así la formación de los pilares. ¡Algunos pueden llegar a medir 7 metros!

Son terriblemente frágiles, por lo que los ejemplares más grandes están protegidos por un cercado, pero aún así, y a pesar de los avisos y carteles, es increíble la cantidad de gente que se ve escalando las laderas de este paraje, sentándose encima de las rocas planas que coronan los pilares, y en definitiva, ayudando a la destrucción de este paraje.

Se pueden observar a lo largo de toda la Hwy 10 (de ahí que se le haya dado el nombre de ruta de los Hoodoos) y recuerdan un poco a las chimeneas de hadas de la Capadocia en Turquía.

Foto by Luisma

La carretera de los 11 puentes

Continuando hacia el sur por la Hwy 10X en dirección Wayne, pasaremos por la llamada, carretera de los 11 puentes que antiguamente soportaba el tráfico de toda la actividad minera de la ciudad, pero que hoy en día, es básicamente una pintoresca forma de llegar al Last Chance Saloon, ya que la población de Wayne ha pasado de ser más de 2000 hace 50 años, a 27 habitantes en la actualidad.

Los puentes tienen pintado a mano en un lateral un número, (¿quizá para que sepas cuánto más te falta para llegar al bar? 😂😂) y hay que tener cuidado de no distraerse demasiado con el paisaje que rodea a la carretera, pues son de un solo sentido. Si viene un coche de frente hay que alternarse para dejarse paso.

En general tienen bastante encanto y desde luego son una forma más rápida de cruzar el río Rosebud que con el ferry del río Red Deer.

El Last Chance Saloon

El Last Chance Saloon es un lugar increíble en el corazón de las tierras baldías de Alberta. Se trata de un auténtico saloon del oeste, de 1913, en pleno funcionamiento como restaurante y hotel, y que merece la pena visitar aunque sea solo por la decoración:  pieles de oso con máscaras de gas, lamparas de queroseno, ¡y hasta impactos de bala en la pared!

El lugar es un sitio muy popular entre los motoristas, y apostadas en la puerta, como si fueran los antiguos caballos, es normal encontrar hileras de motos de carretera descansando mientras sus jinetes disfrutan de la comida y la cerveza del lugar.

La carta no es muy extensa pero la comida es generosa y sabrosa. Nosotros nos tiramos a la piscina y nos pedimos para compartir una ensalada y una filete de ternera de Alberta AAA que te lo preparas tú en la barbacoa a tu gusto.

Fue el broche perfecto para un intenso día explorando las badlands canadienses.

A partir de este momento, cambiamos de rumbo y dejaríamos de avanzar hacia el Este, para encaminar nuestros pasos hacia Canmore, el pueblo donde pasaríamos la noche antes de comenzar a descubrir los Parques Nacionales del Oeste de Canadá.

Por el camino, al pasar de nuevo a la altura de Calgary, tuvimos que refugiarnos en una gasolinera para escapar de la granizada más grande que he presenciado en mi vida. Las piedras de hielo eran tan grandes que temíamos que abollaran el coche de alquiler, por lo que corrimos a ponernos a cobijo. La gasolinera se llenó de coches haciendo lo mismo, y se quedó vacía tan pronto como pasó el nubarrón.

Supongo que era una forma como otra cualquiera de que aprendiesemos que la naturaleza en Canadá es realmente salvaje.

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