Fotografía CC del Flickr de Daquella Manera
Mientras todos los Estados occidentales tratan de controlar los flujos migratorios a la fuerza, con proyectos como el FRONTEX de la Unión Europea, los bancos occidentales se pelean por acceder al tentativo pastel de las remesas.Durante la década pasada asistimos a una reconfiguración del posicionamiento de la Administración pública y los gobiernos locales respecto a la inmigración, lo que tuvo su repercusión en las herramientas de cooperación. Con la creación del concepto de codesarrollo por parte de las administraciones francesas se pretendía incidir directamente, a través del ámbito de la cooperación, en los flujos migratorios –reduciéndolos- a la vez que acceder e institucionalizar el envío de remesas de las poblaciones migradas hacia sus países de origen. Y aunque el desarrollo del concepto y de las herramientas del codesarrollo fueron retomados por la sociedad civil y dotadas de nuevos significados que las alejaran de la idea de controlar a la población migrada, no pasó lo mismo con la institucionalización de las remesas.
Con una banca privada cuyo modelo de negocio está orientado en exclusiva hacia la generación de deuda y la creación de comisiones, el marco de las remesas consistía un campo a explotar por ella de potenciales beneficios. La banca privada comenzó así a dirigirse al cliente migrante, ofreciendo productos que combinaban los servicios habituales en el país receptor con servicios extras en el país de origen. Todos ellos adornados con una comisión que, en el caso de las remesas, puede alcanzar entre el 12 y el 25 por ciento del monto enviado.
África es en el ámbito del envío de las remesas un alumno destacado. Se estima que el continente recibe entre el 30 y el 40 por ciento del volumen global de remesas. Y si se analiza el flujo de éstas que fluye a África son más importantes las remesas intraafricanas que las que provienen de fuera del continente. Según el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de Naciones Unidas (IFAD por sus siglas en inglés), la mayoría de la población africana utiliza las remesas para gastos de emergencia o del día a día, generando un muy escaso ahorro e impidiendo de esta manera la generación de flujos de inversión propios.
El mismo IFAD analizó en 2009 el mercado africano de envío de remesas. En su informe Sending Money Home to Africa, el IFAD destaca que dicho mercado tiene las características propias de los mercados jóvenes: es altamente poco competitivo, tiene una escasa innovación tecnológica y asume unos muy elevados costes de transacción.
El 65% del mercado de las remesas se lo reparten dos compañías, MoneyGram y WesternUnion. Estas dos empresas tienen acuerdos de colaboración con multitud de bancos por todo el continente hasta el punto, afirma el informe, que muchos bancos africanos tienen el convencimiento de que sólo estas dos compañías ofrecen el servicio de envío de dinero desde el exterior. Sin embargo la realidad es que existen otros actores económicos que realizan esta función y que además producen beneficios sociales.
Estas instituciones sociales que juegan un papel importante son principalmente cooperativas o instituciones de microfinanzas que más allá del objetivo comercial son capaces de entender las necesidades sociales y reinvertir sus fondos en ellas. El IFAD ve en ellas el principal punto de apoyo de un sistema alternativo de envío de remesas, más cercano a las poblaciones rurales y más pobres, y en el que también jugarían un papel muy importante las oficinas de correos. Estadísticamente, los usuarios de estas cooperativas que ya reciben remesas en África tienen más al ahorro que aquellos que las reciben a través de los bancos comerciales. La mayor capacidad de ahorro permite establecer un sistema de inversiones que, por otra parte, al ser más cercana a las necesidades sociales repercute directamente en la mejora de la vida de las personas, así como una mayor resiliencia frente a los eventos inesperados.
Sin embargo no siempre esto es posible. El mismo IFAD se encarga de señalar que muchos países africanos tienen una legislación que sólo permite el envío de dinero a través de su sistema bancario, dejando de lado cualquier otra iniciativa organizada.
Quizás los ejemplos de buenas prácticas y de proyectos innovadores hagan cambiar estas legislaciones. En este sentido el IFAD tiene un programa de financiación de iniciativas que permitan acercar el sistema financiero de transferencias de remesas a las poblaciones migrantes y las poblaciones de países de origen.
Una de estas iniciativas financiadas por el IFAD es el proyecto AUXFAM. Liderado por la empresa holandesa AUXFIN tiene por objetivo facilitar el software de transferencias internacionales UMVA que han desarrollado en los Países Bajos y que reduce a casi 1 euro el costo o comisión a cobrar, sea el importe que sea.
El proyecto está siendo implementado en España, como experiencia piloto, centrándose en el corredor de remesas España-Senegal. Está por tanto dirigido a la población migrante senegalesa y de esta manera AUXFIN ha llegado a un acuerdo con la Coordinadora de Asociaciones Senegalesas de Cataluña (CASC) para comenzar a utilizarlo en las diferentes comunidades de senegaleses catalanes. En este caso -y sobre esto no tengo información objetiva sino que sólo me han comentado informalmente- el costo de la comisión por transferencia ascendería a 3 euros, repartidos de la siguiente manera. 1 euro de costo de transferencia, otro euro para invertir en proyectos de desarrollo en Senegal y otro euro más para invertir en proyectos o mantenimiento de las asociaciones senegalesas que se encarguen de centralizar el servicio.
Una estrategia donde todos ganan y que, sumada la innovación tecnológica y el apoyo institucional del IFAD, puede llegar a cambiar el mapa del envío de remesas en esta década.