Y este señor tiene la poca decencia ahora de pavonearse delante de la prensa diciendo que se están acabando las malas horas de Ferrari, y que el año 2012 será el del cambio de rendimiento, debiendo todos acostumbrarnos a ver ganar a los de rojo. Sin duda, esta premonición del iluminado será porque ya han decidido abandonar las mejoras del coche de 2011 y centrarse en el de 2012. Falso, siguen evolucionando este coche, y recientemente ha aparecido en la prensa empanizada que los de Ferrari se ufanan de usar el túnel de viento al cincuenta por cien entre el coche de 2011 y el de 2012. ¡Si eso es abandonar el desarrollo…!
Pero vamos a plantearnos el embarrado y superficial fondo de la cuestión. ¿Cree Domenicalli que por haber puesto en cabeza del diseño del coche de 2012 a Pat Fry y haber supuestamente abandonado el diseño de 2011, volverán a ser los que fueron hace ya unos añitos? ¿Realmente este hombre piensa que en Red Bull no han abandonado ya el diseño del coche de 2011, centrándose desde hace más tiempo que ellos en el de 2012, y con Adrian Newey todavía al frente? ¿Cree este individuo que en McLaren siguen obsesionados con 2011, esperanzados en ganar todavía el título? Espero que no se crea todo lo que dice, pero algo me dice que Stefano Domenicalli es más simple que el asa de un cubo y que realmente vive en el país de las hadas. Cándido, el ingenuo.
Su anuncio de que esta será la última temporada decepcionante de Ferrari nos deja a las claras que además de cruel, es cínico y maquiavélico… ¿qué has hecho hasta ahora en la F1, Stefano? Si asumes que en todo en lo que has trabajado en los últimos años ha resultado una decepción, deberías salir instantáneamente por la puerta (y no la grande precisamente). Pero según escribo esta entrada recapitulo cosas, y ciertamente, estoy llegando a la conclusión de que a ingenuo no le gana nadie, y quizá a optimista tampoco. Las recientes declaraciones de Fernando Alonso (otro cruel vendedor de aire enlatado en ferias de pueblo) donde decía que no se va de Ferrari hasta que gane su tercer título, quizá le hayan hecho recapacitar al italiano y creer que verdaderamente tienen potencial para ganarlo todo en breve.
Aunque quizá sea más listo de lo que yo creo y se haya escondido una carta en la manga, que bien podría ser el hermanamiento con sus paisanos de Pirelli (que ya les han echado algunas manos este año, proporcionando compuestos diferentes a los más duros, que son los que peor se aclimatan al Ferrari), o con la misma FIA, que adecue normativas para favorecer a los poco imaginativos italianos, o sea, el papel contrario que tuvieron en el asunto del doble difusor de Brawn. Está por ver.
Ferrari, Domenicalli y Alonso están vendiendo esperanza, pero deberían dedicarse a vender calidad de un producto bien conjuntado. No tienen sentido las promesas de Domenicalli y Fernando Alonso, si éste no está sentado en un coche decente inmerso en un equipo bien dirigido, porque Ferrari es otra cosa hoy: un equipo resultón, con mucho dinero, nefastamente manejado, que gira alrededor de un gran piloto y donde nadie sabe mantener la boca cerrada.