Hoy tendría que haber ido a hacerme la ecografía de control del mioma, pero no he podido ir.
En el sitio donde voy está prohibida la entrada de niños a la consulta. Ayer llamé para explicarles que tengo al niño malo en casa y que o voy con él o no voy. Me dijeron que el niño se podía quedar con ellas en la sala de espera pero, obviamente, no era solución. Reconozco que me molestó su inflexibilidad porque mi eco vaginal va a durar menos de un minuto, no entiendo qué puede molestar mi hijo en ese tiempo. Ya me imagino que si empiezan haciendo excepciones no pararían nunca, pero a mi ha fastidiado, y eso que vi como estroperaron el día a un matrimonio que acudió a hacerse la 4D acompañados de su hijo pequeño, que se negó a quedarse fuera solo y, por tanto, obligó a su padre a perderse la eco. Si ni aún en esas cedieron, era de esperar lo mío.
Así que cancelé la cita y la tengo el día 7, de nuevo por la mañana, que es el único momento en que puedo esperar estar libre, si es que de aquí al día 7 el niño no está malo de nuevo, que ya cualquier cosa me espero...
Reconozco que he tenido unos breves instantes de siento-claustrofobia-no-me-ayuda-nadie-a-quién-le-importa-mi-salud, sobre todo porque hoy me he levantado con dolor de garganta y como si me hubiera pasado una manada de elefantes por encima, mientras que mi hijo debe estar bastante mejor porque de nuevo me está amenizando el día con sus gritos. No es que sea novedoso el hecho de que o me cuido yo o me dan por ahí mismo, pero no por bien sabido es menos fastidiado.
Así que entre unas cosas y otras tengo el humor hoy ligeramente torcido, qué le vamos a hacer. Me consuelo pensando que el niño está mejor y creo que, cruzando los dedos, podrá ir el jueves a la guarde y yo podré ir a otras dos citas médicas que tengo esa mañana.