A Kurt Weill, a Marlene Dietrich, al bourbon de Kentucky
Es grato ver al huésped comido y bebido,
Ufano del curso manso de las cosas,
Pero luego anochece y se desploma,
Yerto fardo, aire ardido, agua ardiente,
Festejando el amor en el fondo del vaso.Es grato ver al huésped cumplido de agasajos,
Nuevamente feliz, fatigar el pasillo,
Buscar en la alta noche un cuerpo cómplice,
El estupor de la carne en la imprevista puerta
Donde acaso la hija del posadero
Espere arreciada de frío,
De pronto reparando
En la presencia del improvisado amante
Que busca, sin confiar en que encuentre,
Un cuerpo en el que arquear el suyo,
Una presencia a la que confiar su soledad sin consuelo.