los cadáveres de las estrellas hieden mejor. No se vive solo por vicio vi escrito alguna vez en caligrafía de neón.
Dijiste que algunos inviernos
amaneces convencida de que vas a saltar. Que la distancia en sed de suelo no tiene demasiado que ver con dejarse vivir o matar. Que ciertas primaveras detestabas la ciudad desde que descubriste en las floresalgo insano y absolutamente demencial;
jurabas que habían enfermado de lesa humanidad.
Y aquella noche en que te llevé a ver nevar
lloraste asustadano lo ves, amor mío, no es nieve es sal.
Es sal, es sal.
Y de algún modo al final nos enterrará.
Y desde entonces yo solo dormía
y apenas veía tu manobajo una montaña cristalina.
Como un insecto extraño
que me llamaba y no se movía.
Y vagué por bares pisoteando ángeles de ceniza.
Acabé con las dosis permitidas de fulgory conocí a mujeres incendiadas por la prisa.
Mientras en un retrete alguien hablaba de amor.
Y mendigaba por las ferias veraniegas
burlándome de los artistas.Y una noche borracho en Las Vegas
concedí una entrevista
a un espejo deformante de penas.
Me alegraron sus preguntas
pero había bebido demasiada agua del mar.Cuando el cloruro de sodio atacó mis ojos
tan solo pude balbucear...
Y desde entonces yo solo dormía
y apenas veía tu manobajo una montaña cristalina.
Como un insecto extraño
que me llamaba y no se movía.
Es sal, es sal.
Y de algún modo al final nos enterrará.