Canción para hoy: Naturaleza Muerta-Mecano

Publicado el 11 abril 2016 por Leira
¿Será cierto que el mar puede llegar a comportarse como un ser humano? ¿Qué todos los días se lleva a una persona con él? ¿Y que el mar se puede enamorar de una mujer? 

La canción de Mecano que os traigo hoy cuenta la historia de amor entre Ana y Miguel. Ambos se quieren pero no cuentan con un tercer miembro en discordia: el mar. Sí, ese mar que a Miguel le da de comer. Así que un día en que Miguel coge su barca, el mar decide matarlo; que no quiere compartir a Ana con él. Una canción que es una especie de leyenda, de esas que abundan en muchos lugares. Parece ser que está inventada por Mecano, pero se trata, sin duda, de una desgarradora historia de amor con toques fantásticos. Y, bueno, la voz de Ana Torroja le da un toque casi mágico. Ya sabéis que Maná tiene una canción de corte parecido titulada En el muelle de San Blas (que otro día subiré al blog). Espero que os guste esta canción. Yo la tenía muy olvidada pero hace poco la estuve recordando con otras chicas que pertenecían a mi generación. Feliz Semana. 



No ha salido el sol
y Ana y Miguel
ya prenden llama.
Ella sobre él,
hombre y mujer
deshacen la cama.
Y el mar que está loco por Ana
prefiere no mirar.
Los celos no perdonan
al agua, ni a las algas, ni a la sal.
Al amanecer
ya está Miguel
sobre su barca.
Dame un beso amor,
y espera quieta
junto a la playa.
Y el mar murmura en su lenguaje:
-¡Maldito pescador!
Despídete de ella,
no quiero compartir su corazón-.
Y llorar, y llorar, y llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel.
Dicen en la aldea
que esa roca blanca es Ana.
Cubierta de sal y de coral
espera en la playa.
No esperes más niña de piedra.
Miguel no va a volver.
El mar le tiene preso
por no querer cederle a una mujer.
Y llorar, y llorar, y llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel.
Incluso hay gente que asegura
que cuando hay tempestad,
las olas las provoca
Miguel luchando a muerte con el mar.
Y llorar, y llorar, y llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel.
Y llorar, y llorar y llorar por él.
Y llorar, y llorar, y llorar por él.
Y llorar, y llorar, y llorar sobre el mar