CANCIONES CLÁSICAS DE 1970
LAYLA (DEREK AND THE DOMINOS). Con el tiempo se convirtió en la canción más conocida de Eric Clapton, el disco se llamaba "Layla and other assorted love songs" porque la pieza del título la compuso a Patty Boyd esposa de George Harrison y no era una canción de amistad a la esposa de su amigo, sino una canción de amor apasionado porque Eric estaba perdidamente enamorado de la dama, en un principio la canción no tuvo nada de especial pero cuando se supo la historia de amor que contenía se volvió una clásica.
De todas las canciones que asombraron al mundo llenas de religiosidad y amor, destacó "My Sweet Lord" clásica instantánea y éxito mundial, hasta la fecha se identifica con la obra de Harrison más que ninguna otra.
El resultado de grabar Horizons, fue una especie de catálogo de lo que se hacía en esos tiempos, a ratos suena a "Hair" el musical sobre los hippies, en otros suena a Flock o a Blood, Sweat... y a varios grupos, pero a pesar de las influencias notorias la banda tiene personalidad propia y la visión que les daba la cultura musical europea. En Mèxico la pieza "Horizons" se escuchaba mucho en la radio y fue un éxito para los oyentes mexicanos.
En el disco con que debutaron, de 1970, aparece esta canción que es un blusazo de la autoría de Othis Rush, Al Perkins y D. Clark, maestros negros del género que escarba en el alma y mueve al cuerpo, los amigos del señor Geils, hicieron una versión insuperable, llena de ritmo y energía, con la voz de Wolf en su mayor potencia blusera y toda la banda gozando el maravilloso acontecimiento de tocar el blues.
Su caractarística de canción potente y rítmica, con un acompañamiento de metales, un bajo persistente y una voz muy blusera, hicieron de ella un acontecimiento mundial, la letra es la de una canción de amor de su época,el extraño que se sabe atractivo, promete a la joven que corteja, llevarla a donde quiera y cumplirle todos sus deseos: llevarla a cualquier lugar en su sedán, convertirla en estrella de cine o simplemente que siga siendo como es y él pueda conquistarla, la frase que se volvió clásica fue esa especie de plegaria donde declara su amor a la mujer amada, y para enfatizar sus convicciones le dice al Dios poderosísimo de todos los cielos que él sabe cuánto la ama.
Es una de las grandes canciones de Anderson, con un riff que engancha, la voz cavernosa, las intervenciones esporádicas o en solos de la flauta, un bajo exacto que guia, y la letra de uno de los grandes compositores del rock inglés, con un lenguaje vasto y evocador de imagenes e historia que no se queda en lo descriptivo, sino que escarba en la naturaleza humana para encontrar su esencia.
La banda impactò al mundo con su sonido sicodèlico y de hard rock, despuès de su primer disco grabaron "Spaceship Earth" y no hubo más, pero su sonido se quedó para la historia, la banda norteamericana es un grupo clásico que siguiò en activo hasta mediados de la década, inolvidable para las generaciones setenteras.
Con la finalización de la década, también se acabaron The Animals, fue entonces cuando Eric, se dejó seducir por la tierra prometida de la paz, el amor y las flores, emigró a la costa oeste norteamericana, se empapó de la vibra amorosa y el ácido, encontró a la banda ideal para que acompañara a su voz y grabó un álbum maravilloso, un clásico instantáneo y uno de los grandes discos de la historia de la música.War, al contrario de Animals, era una asociación de grandes músicos, especialistas virtuosos de sus instrumentos y amantes celosos de la música negra, todos habían tocado Blues y Música Soul, pero en el momento estaban inmersos en la experiencia de mezclar el Blues, el Rock, la Sicodelia y el Funk, rama de la música afroamericana que estaba en su apogeo.
Free fue uno de los ejemplos más representativos del hard rock británico y en especial del hard londinense, conviviendo con propuestas cercanas pero únicas como la de Ten Years After o la de Bolan y su T Rex, develaron uno de los momentos más emotivos y esperanzadores del rock en el Reino Unido, una especie de reivindicación de las virtudes primitivas del género, un regreso a los tiempos románticos en que el rock era pura fuerza, emoción y rebeldía.