Nickolas Butler
Canciones de amor a quemarropa, con respecto a las novelas mencionadas, aporta una visión más amplia de la amistad masculina en un contexto rural. También es, en cierto modo, la menos original de las tres, la menos profunda, ya que suena a historia mil veces contada, tanto en la literatura como en el cine; y sus personajes, con Lee a la cabeza, a clichés mil veces explorados que aquí no encuentran esa esperada vuelta de tuerca. La han comparado con Jonathan Franzen, pero, en mi opinión —y sin ser una entusiasta de Franzen—, la comparación le queda muy, muy grande. Con todo, hay que reconocerle a Butler el saber reutilizar estas ideas con muy bien tino, repartiendo el protagonismo entre los cuatro amigos y sin que la tensión decaiga. Al fin y al cabo, no hay ningún problema en retomar viejos temas, porque, si están planteados con acierto, el lector nunca se cansa de leerlos, como tampoco se cansa (y perdón por el tópico) de escuchar canciones de amor.Fotografías de Eau Claire, Wisconsin. Wikipedia.