Cancún: ¿Quién dará un paso al frente?

Por Virna

Durante la etapa pre-Copenhague se acuñaron multitud de metáforas, pero hay una que tiene especial sentido para mí. Se trata de una carta de nuestros compañeros de Climate Action Network a los líderes políticos que se disponían a acudir a la fallida Cumbre:

“Si se encontraran en un barco que lentamente se está hundiendo ¿Se podrían a calibrar cuánta agua achica el de al lado? ¿O intentarían achicar el agua desesperadamente?”

La metáfora es como una maldición: se repite una y otra vez, reunión tras reunión y pone de manifiesto la falta de liderazgo político. La COP16 no iba a ser menos. Los dirigentes políticos siguen jugando a un juego estúpido que no lleva a ninguna parte. Japón advierte que no firmará la ratificación del Protocolo de Kyoto y esta soberbia negativa es suscrita por Australia y Canadá. Ni qué decir que Estados Unidos y China –los países más contaminantes del mundo, uno per cápita y otro por volumen de emisiones- tampoco lo harán, ya que no firmaron el Protocolo allá por 1997. Nadie quiere bajarse del tren del desarrollo desmesurado, del consumo sin freno. Mientras tanto la brecha entre Norte y Sur se hace cada vez más profunda y nuestro apetito, más voraz.

Éste es un problema de todos, pero que afecta sobre todo a un colectivo muy concreto: los más pobres. Concretamente se estima que 1.700 millones de personas se encuentran en la primera línea de esta injusta batalla, según datos de la OCDE. Nuestras acciones tienen consecuencias nefastas para miles de personas. Nuestras emisiones no solo están cambiando los ciclos climáticos, agotando los acuíferos, alterando los biorritmos de miles de especies, contaminando ríos, secando cosechas. Nuestra avaricia está acabando con los recursos de comunidades enteras.

¿Sólo eso? Está matando a personas. Sí, así de rotundo. Las consecuencias del cambio climático provocan la muerte de miles de personas. Pablo Solón Romero, embajador boliviano para la ONU manifestó lo siguiente: “Hay 300.000 muertos al año por el cambio climático. ¿Hablar de 300.000 muertos no es hablar ya de genocidio?”. La primera parte de la afirmación no es nueva. Fue una de las conclusiones del Foro humanitario Global, presidido por Kofi Annan.

Entonces, la pregunta es simple: ¿No es hora de asumir responsabilidades? Y la respuesta lo es aun más: Sí, debemos corregir el curso actual de las cosas y dirigirnos a un futuro sostenible y seguro para todos. Necesitamos compromiso por parte de nuestros líderes.

¿Quién dará un paso al frente?

Crédito de la imagen: Time for climate justice, coalición a la que InspirAction pertenece.

Imagen: Activista en Cancún