No hace demasiado que tuve ocasión de visitar Candelario, junto a Béjar, en el sur de la provincia de Salamanca... Uno de esos pueblos que suelen configurar las listas de los pueblos más bonitos de España, tan populares en nuestra era global... Este pueblo de montaña, que entenderéis como absolutamente recomendable, tiene en las batipuertas (ver), que así es como llaman a este elemento añadido a la entrada de sus casas, el sello de identidad más diferenciador. Varias son las teorías que explican la necesidad de tales dobles puertas, aunque ninguna de ellas contradice a las demás, por cuanto puede que las tres -juntas- acaben complementándose a la hora de dar la explicación más adecuada...: para algunos defendían la casa de las inclemencias climáticas del lugar, en forma de frecuentes nevadas acumuladas en sus calles y accesos... Para otros permitían airear la vivienda sin temor a que entrasen los animales que frecuentemente merodeaban por allí... Por último, para muchos, las batipuertas formaban parte del quehacer cotidiano, permitiendo que desde el interior de la casa, desde el portal, el matarife pudiese asestar el estoque definitivo a las reses, puntilla con la que iniciaban el proceso de la matanza... De hecho, en algunas fachadas pueden verse anillas de hierro y algún que otro gancho, elementos ambos que servían para sujetar a la res en tan fatídico momento.
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