Resulta interesante fijar la atención en el estado de la campaña electoral previa a las primarias presidenciales. Ya tenemos varios candidatos en liza y algunos más precandidatos que están preparados para dar el paso y presentarse. Por parte del Partido Republicano se han presentado oficialmente Ted Cruz, Rand Paul y Marco Rubio, y por parte del Partido Demócrata Hillary Clinton. No serán los únicos que disputarán las primarias. Otros precandidatos dispuestos a entrar en la batalla electoral que están organizándose y haciendo campaña son Jeb Bush, Chris Christie, Scott Walker, Rick Perry, en el bando Republicano, y Martin O'Malley, Jim Webb, Bernie Sanders, Lincoln Chafee, Joe Biden, Elizabeth Warren y George Pataki (estos tres últimos no confirmados), por el bando Demócrata.
A fecha actual, quienes están haciendo un gran papel en esta etapa previa a las primarias son Marco Rubio y Jeb Bush, que se están posicionando como dos de los candidatos más solventes y sólidos por su discurso, enfoque de campaña, recaudaciones económicas y acciones electorales.
Hillary Clinton lleva una campaña desastrosa, se esconde de la prensa y de los votantes, y todos sus actos están medidos al milímetro, sin salirse de lo políticamente correcto ni aportar nada nuevo.
Destacan los contenidos de los discursos que está ofreciendo Marco Rubio sobre su visión para un nuevo siglo americano, que podemos resumir en que Estados Unidos siga siendo un lugar en el que el trabajo y la libertad den como resultado oportunidades y prosperidad. Ha sido Rubio quien ha puesto el dedo en la llaga: "Los americanos deben entender que están en una competición global de inversión, innovación y talento (...) Esos son nuestros desafíos pero también nuestras oportunidades (...) Tenemos que dejar de graduar a la gente por la universidad con títulos que no conducen a empleos".
Es Rubio quien está poniendo el acento en la excepcionalidad de América al decir que la elección de 2016 puede ser un referéndum sobre nuestra identidad: si queremos ser especiales o ser como todos los demás.
También es Marco Rubio quien recuerda más a Reagan al hablar de América y el que está tratando de la política exterior con las ideas claras: "Irán es el principal patrocinador del terrorismo en el planeta. Utilizan el terrorismo del modo en que las naciones normales utilizan la diplomacia (...) El mal o es confrontado y derrotado o crece y se expande (...) No soy un animador de la guerra, pero una Irán nuclear es un riesgo inaceptable para la región y para el mundo".
No hay duda que es el candidato que mantiene un discurso con más contenidos programáticos, emocionalmente muy buenos, y además de articularlos de forma brillante.
Jeb Bush, que aún no ha hecho oficial su anuncio de presentarse, pero que lo hará, lleva una campaña centrada y sin contratiempos. Le ayuda ser hijo y hermano de presidentes, con una inmensa capacidad recaudatoria y de influencia, pero también el hecho de que fue una gran Gobernador de Florida y que tiene posiciones ideológicas propias que comparten millones de americanos. Alejado de radicalismos, pragmático, dialogante, con buena presencia física, una voz presidencial y un discurso político coherente y sólido, Jeb es posiblemente el candidato favorito de muchos republicanos y del establishment del partido. Él es la alternativa convincente y esperanzadora, basada en principios y en una experiencia de gobierno con sentido común incuestionable. Jeb está haciendo una buena precampaña a las primarias, interactuando con los votantes, ganándose la nominación, respondiendo preguntas con valentía y compitiendo abiertamente con otros compañeros republicanos sin prepotencia y con afabilidad. Sus llamamientos a encontrar puntos de acuerdo y en común entre todos los americanos, más allá de partidos e ideologías, realzan su perfil presidencial.
Rick Perry, el Gobernador de Texas, está planteando su amplia experiencia ejecutiva como respaldo de su carrera electoral. El veterano capitán de la Fuerza Aérea está jugando bien sus cartas por ahora, sin meter la pata, y se mantiene a la expectativa de lo que hagan los candidatos favoritos. No se le puede descartar porque ha mejorado muchísimo respecto a su pasada campaña de 2012 y sigue haciendo progresos.
Carly Fiorina, la expresidenta de Hewlett-Packard, también se plantea presentarse a las primarias republicanas. Sería algo positivo para contrarrestar la imagen de que Hillary Clinton es la única mujer en liza. Su discurso electoral ha mejorado, es muy aceptado entre las mujeres y podría tener cierta proyección. Necesita trabajar las propuestas políticas, pero sus intervenciones dejan un poso de calidad muy de agradecer.
Scott Walker ha frenado su carrera electoral mientras se forma en algunos temas clave para ser más competitivo y ha reducido el número de entrevistas a los medios de comunicación. Sigue cosechando el apoyo de importantes donantes y se adivina que va a ser uno de los más competitivos en la recta final.
El senador republicano por Texas Ted Cruz sigue demostrando que su mensaje funciona muy bien entre las bases conservadoras del partido, su estilo arrollador es del agrado de una parte de los electores, y el tejano combina bien su energía retórica y su historial conservador. No tiene aire presidencial, no es partidario del consenso y defiende sus ideas a capa y espada. Sus potenciales votantes son una masa electoral que hay que respetar y cuidar. Un granero de votos con convicciones ideológicas fuertes que debe ser el bastión en el que se asiente la victoria republicana.
Hillary Clinton no está acertando en su planteamiento electoral en esta temprana etapa, su logotipo de campaña no es bueno, sus mensajes no tienen frescura, su imagen parece agotada, y tampoco le favorecen todos los esqueletos que arrastra de su pasado y el hecho de que no esté dando la cara y mantenga una actitud distante. Acierta al centrar la atención en temas educativos y de la clase media, pero está lejos de conectar con esa clase media. Hillary no es Bill Clinton, algo que los electores ya saben, y desde luego no les gusta la frialdad y la arrogancia de la candidata demócrata. Dice que se presenta a presidente porque cree que los americanos y sus familias necesitan una defensora, y ella quiero ser esa defensora, pero por ahora los americanos no la ven como tal. Tiene a su favor ser la candidata más conocida de los Demócratas, pero eso no es suficiente para ganar una presidencia. Los puntos centrales de su programa electoral no tienen consistencia y los podría firmar cualquier otro candidato, demócrata o republicano:
1) Construir la economía del mañana, no del ayer.
2) Fortalecer las familias y las comunidades.
3) Arreglar nuestro sistema político disfuncional y sacar el dinero no responsable de la política de una vez por todas, incluso si eso requiere una enmienda constitucional.
4) Proteger el país de las amenazas que vemos y de las que están en el horizonte.
Hillary utiliza un perfil bajo y monótono en su campaña. Pese a todos los apoyos mediáticos y del Partido Demócrata, no lo va a tener fácil para imponerse a otros candidatos demócratas y republicanos más competitivos, de más valía y con mejores propuestas de las que ella plantea.
No es extraño que se esté extendiendo una imagen de Hillary Clinton como candidata hermética, hipócrita, falsa, rica, corrupta, mentirosa, desfasada, liberal, divisiva, inepta... Porque encaja como un guante.
El ex Gobernador de Maryland, Martin O'Malley, está llevando una campaña elegante, con coraje y seria, planteándose como una alternativa viable y con opciones de triunfo frente a Hillary Clinton. Sus quince años de experiencia ejecutiva como alcalde de una gran ciudad y como gobernador, le avalan de sobra.
Jim Webb, el exsenador demócrata por Virginia, está abogando por construir una nueva era que se asemeje a las de los Presidentes Franklin D. Roosevelt y Harry Truman. El veterano de Vietnam pone el foco de atención en las desigualdades económicas, en apoyar a la clase media, y establecer una doctrina clara de seguridad nacional. Necesita fortalecer su campaña y ser más intenso en sus acciones, pero podría ser un gran candidato demócrata si logra conectar con el americano medio. Necesita implicarse más y creer que puede lograrlo.
Lincoln Chafee, exGobernador de Rhode Island, centra por ahora su atención en temas educativos y de inmigración; es el único demócrata que se ha atrevido a atacar directamente a Hillary Clinton por sus numerosos escándalos, desafiando al establishment del partido, que apuesta todo por Hillary. Su papel en las primarias va a ser importante para desenmascarar a la mujer de Bill Clinton y hacer visible otras alternativas más interesantes dentro del Partido Demócrata.
La entrada en las primarias de algunos candidatos de forma oficial, de momento se salda con un éxito rotundo de Marco Rubio, cuyo mensaje está calando y lo está haciendo extraordinariamente bien en las entrevistas con la prensa; una más que meritoria campaña de Ted Cruz; la habitual cháchara libertaria moderada de Rand Paul; una pésima y desastrosa inauguración de Hillary Clinton, que ha evitado los debates y que los votantes identifican con el pasado; y la esperanzadora carrera electoral de Jeb Bush, que empieza a marcar un elevado nivel intelectual y una línea de actuación presidencial.
En los próximos meses nuevos candidatos darán un paso al frente para disputar las primarias en el Partido Demócrata y Republicano. El líder que entrará en el despacho Oval está ya recorriendo las ciudades y pueblos de América.