Antonio de la Torre es, sin lugar a dudas, uno de los mejores actores españoles de la actualidad, con una fama más que merecida y una amplia carrera que se extiende a lo largo de veinticuatro años y más de cincuenta papeles para la gran pantalla, entre los que destaca su payaso en Balada triste de trompeta o el obeso Enrique en Gordos. Cuando este gran actor se une al prestigioso almeriense Manuel Martín Cuenca para realizar Caníbal las expectativas suben como la espuma; pero por desgracia el resultado no se encuentra a la altura de lo que cabría esperar.
Carlos es un sastre granadino, una persona introvertida que no tiene trato prácticamente con nadie y aparenta ser completamente inofensivo. Pero no es así, oculta un oscuro y terrible secreto, en realidad es un verdadero monstruo incapaz de empatizar con el sufrimiento ajeno y amante de la carne humana, por lo que nada le frena a la hora de asesinar brutalmente a mujeres para después despedazarlas y devorarlas. Pero todo cambiará cuando conozca a la hermana de su vecina, Nina, por la que sentirá una verdadera atracción, no aquella malsana que le conduce a cometer asesinatos; tratará de alejarla de sí pero resultará inútil, el diabólico Carlos deberá afrontar sus propios sentimientos que tan desconocidos le resultan.
Caníbal posee, a priori, todos los elementos para que el film funcione, la historia resulta interesante, el director parece saber plantearla, los actores son buenos, pero en todos los ámbitos hay pequeños errores que van restando poco a poco al conjunto hasta el punto que el resultado final no es tan brillante como podría esperarse en un principio. El director trata de mantener el interés del espectador mediante un ritmo pausado en el que la tensión que se va generando debería ir in crescendo, pero no se logra el objetivo. El desarrollo es excesivamente fragmentario, se abusa de los fundidos a negro y, por mucho que sepamos que es lo que intenta, no logra transmitir los oscuros pensamientos que recorren la mente del monstruo. Antonio de la Torre no nos ofrece una de sus mejores interpretaciones, aunque sigue siendo una gran actuación, muy posiblemente debido a que su director quiere crear un personaje tan exageradamente hermético que llega a resultar soso, permitiendo nula libertad de movimiento al actor. Tiene muchos aciertos, el inicio es muy bueno, las interpretaciones magníficas (genial Olimpia Melinte), Martín Cuenca se luce en algunos momentos especialmente complicados, y la fotografía de Pau Esteve Birba evoca la soledad y tristeza que el personaje debería experimentar en el caso de que tuviera entrañas. Las intenciones están latentes en todo momento, sabemos lo que quiere transmitir, pero en muchas ocasiones no llega a cristalizar. Es una pena que con tan buenas materias primas no se haya logrado extraer todo lo que podrían haber dado de sí.
Cameo edita en Bluray y DVD Caníbal con una calidad de imagen que permite disfrutar de su gran fotografía y con media hora de contenidos extras, entre los que se cuentan unas escenas eliminadas y un excesivamente breve making of que parece más un anuncio para televisión.