Merecidísima Palma de Oro a "The tree of life", de Terrence Malick, en Cannes: entre fragmentos misteriosos de la creación del mundo, el engendrar de un hijo, la vida de una familia y el luego después.
Esperemos que haya una versión más completa de esta especie de coloso que es la última película de Malick. Las dos horas y media largas se hacen cortas, gracias a una idea y quizá guión inusitadamente audaces, una banda sonora magnífica, una fotografía y un montaje inesperables, unas actuaciones estelares.
Lo ordinario y lo que llamamos casual de la vida es visto, con la sorpresa de una inesperada e increíble -aparentemente inagotable- belleza visual, intelectual y vital: fragmentos detallados del misterio entre naturaleza de cosmos, naturaleza humana y gracia de Dios, en la vida corriente de una familia que crece.
También el film depende del espectador, desde luego, porque la firma es de su autor. Pero la oferta no puede ser más audaz y lograda, con lo que hay, hoy por hoy. Asumiendo lo que supone arrancarse con todo el arrastre y los implícitos de una cita bíblica inicial , del Libro de Job, cp. 38, si no recuerdo mal: "¿Dónde estabas tú cuando Yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si lo sabes"... Todo un reto, que Malick -sin complejos, más bien humilde- nos plantea y se plantea sí mismo y afronta como asomándonos y asomándose hacia arriba, a la puerta, al borde real y más o menos difuso del misterio.
Habiendo tenido la fortuna de haber sido espectador de The tree of life, me sumo a los aplausos.