Había dudas sobre si Steven Spielberg, el máximo representante del clasicismo más académico, se atrevería a premiar el romance lésbico que propone el realizador Abdellatif Kechine a lo largo de las casi tres horas que dura La Vida de Ádele, sobre el despertar sexual y romántico de una adolescente junto a otra mujer. Finalmente no se han cumplido los malos augurios y la cinta, la más ovacionada de esta edición sin discusión alguna, se ha llevado el máximo galardón del festival, La Palma de Oro, y el mejor espaldarazo posible de cara a su distribución internacional. "No digo que se proyecte en todos los cines de Estados Unidos, pero es maravillosa y creo que tendrá mucho éxito en mi país", ha declarado Spielberg.
El Palmarés completo, tras el salto.
Las otras dos grandes triunfadoras de este año han sido los últimos trabajos de tres norteamericanos: Los Hermanos Coen y Alexander Payne. Los primeros, ausentes del evento, se han hecho con el Gran Premio del Jurado por el que ya se perfila como uno de los títulos del año, el falso biopic musical Inside Llewyn Davis (toda la información aquí). Por su parte, Payne ha visto como Nebraska se convertía en otro de los títulos con mejores reseñas en la mochila y se hacía además con el premio al mejor actor para el veterano Bruce Dern.
Bérénice Bejo, conocida más allá de tierras francesas gracias al éxito de The Artist, ha sido premiada como la mejor actriz del año por su trabajo en Le Passé, de Asghar Farhad, gracias a un rol que curiosamente fue confeccionado con otra actriz en mente, Marion Cotillard, y que hubiese ganado cualquiera de las protagonistas de La Vida de Ádele, Lea Seydoux y Adele Exarchopoulos, de no prohibir las reglas del festival que la película ganadora de La Palma de Oro reciba más reconocimientos.
Lo que ha quedado claro es que Spielberg, nada aficionado a incluir escenas de sexo en sus películas, no necesita justificar ante nadie su condición de titán del medio ni su polémica elección como jurado de un festival que difícilmente premiaría a día de hoy una de sus películas. Su visión como hombre de cine ha sido capaz de traspasar los horizontes que él mismo se fija en sus trabajos para reconocer otras inquietudes más molestas pero también más trascendentales como la gran historia de amor que encierra La Vida de Ádele.
/Vía El País y agencias.