Toda obra literaria tiene un estilo y una técnica concreta. Especialmente, el estilo y técnica son bastante reconocibles si esta obra pertenece a una “escuela” o “movimiento” o incluso a un período histórico concreto. Esto es, las obras del Romanticismo comparten una serie de técnicas comunes, por ejemplo.
Las del Cantar de Mío Cid obedecen al estilo de los cantares de gesta que se dieron en la Edad Media en Europa y, aunque podríamos hablar de ello aquí otra vez, es mejor que consultéis la siguiente entrada para que os queden claros los aspectos de estrofa, verso y rima. Aquí.
El resto de los aspectos los trataremos en esta entrada.
En el plano léxico, podemos destacar el empleo de una lengua arcaizante que es propia de todas las narraciones épicas. Este estilo de lengua, que mezcla un vocabulario y una sintaxis del pasado, se emplea ya en otras obras como la Eneida o la Ilíada. La idea es darle un tono venerable, solemne y heroico a la dicción y al verso, haciéndonos ver que en el presente siguen viviendo el tiempo mítico y los héroes del pasado.
Muy propio de estos poemas son el uso de arcaísmos, que son palabras que ya no se emplean en la lengua presente, o la introducción de cultismos o latinos. En el Mío Cid incluso se encuentran expresiones clericales y jurídicas muy a menudo, como son “rencura” o “curiador”. Incluso se llega a emplear el conocido como “ablativo absoluto” latino.
Respecto al plano fónico, el poeta se esfuerza por introducir rimas internas –en la cesura de los versos- o aliteraciones para embellecer el canto. De esta manera, al ser el Cantar de Mío Cid un poema compuesto para ser cantado, al oyente le gustaría encontrar estas repeticiones armónicas de sonidos.
De hecho, esta es una de las cosas más a tener en cuenta de este poema: su finalidad no es ser leído, sino que se recitase. Por eso, se emplean recursos que ayudarían no solo a memorizar el poema, sino también a que un oyente no perdiese la atención de lo que está oyendo y que añadirían drama y empatía a la representación del poema por parte del juglar.
Estos recursos son los siguientes:
- La amplificatio, muy usado también en el Mester de Clerecía, consiste en repetir una idea ya expresada en el primer hemistiquio y ampliarla en el segundo.
- El epíteto épico también es de uso acuciado y consiste en repetir una frase hecha o una colocación léxica –sustantivo + adjetivo, por lo general- cada vez que aparezca un personaje. El 70% de los epítetos van referidos al Cid y uno de los ejemplos puede ser: “el que en buena hora ciñó espada”.
- El sistema de fórmulas también es muy importante y abarca parejas sinonímicas –repetir dos palabras que significan más o menos lo mismo- o expresiones que captan la atención del auditorio o que describen o introducen una situación. Son tan importantes que el 33% de los versos tienen una. Ejemplo son “aguijó mio Cid” o “metió mano al espada”.
- La interrogación retórica y la exclamación también tienen un papel importante, pues contribuyen a todo lo dicho anteriormente.
Para finalizar, de la sintaxis podemos decir que el poeta es amigo de emplear pleonasmos como “llorar de los ojos” o “hablar de la boa” y que las anáforas y las enumeraciones tienen gran presencia, especialmente para comenzar o finalizar versos.