Daniel Day-Lewis hijo de poetas y actor y zapatero de vocación, parecía que ya había hecho de todo. Pero este año nos ha vuelto a sorprender cantando. Su actuación no ha gustado a todos. Los espectadores más exigentes han críticado sus pocas tablas y han críticado que no tiene voz suficiente. Es verdad, no es un cantante de musical es un actor versátil que hace lo que puede, y viendo toda esta moda de actores que se pasan a musicales, hay que reconocer que no es de los peores. Cumple su cometido y más allá de cantar, sus miradas nerviosas, su postura curvada y su elegancia construyen un Guido Contini único, y diferente a 8 y Medio de Fellini (obra que no se puede comparar con el musical). Después del film de Rob Marshall, Daniel Day-Lewis ha vuelto a su habitual retiro perdido por las montañas irlandesas. El hacer un musical, le supuso al actor un cambio de registro y un reto que para mí ha superado con creces.
Ahí van unas muestras:
Ahora toca rezar para que al actor le llegue un buen guión y vuelva a participar en una película, que su sola presencia la haría más interesante. Silence con Del Toro y Scorsese en la dirección parecía una idea interesante, pero en imdb no aparece, lo que me dice que el proyecto está muerto.