Título: Caos absoluto
Autora: Armando Rodera
Editorial: Amazon
Género: novela negra, thriller, distopía
Páginas: 338
Publicación: 2013
ASIN: B00F2OTX2U
España, año 2015. El Gobierno de concentración que se forma tras las elecciones anticipadas no puede combatir los graves problemas del país, sumido en una profunda crisis desde hace años, y que se encuentra al borde del colapso. La Troika ha expulsado a Grecia de la Unión Europea y firmado la sentencia de muerte de Portugal, con España e Italia en su punto de mira. El país avanza hacia el caos más absoluto y la sociedad, harta de corrupción, recortes y estrecheces, está a punto de explotar. En medio de esta convulsa situación económica, política y social llega un nuevo caso a manos de la Policía Nacional: la desaparición de Álvaro Sarmiento, un antiguo político reconvertido a banquero sin escrúpulos, imputado por varios casos de estafa y malversación de fondos. La investigación se le asigna a la inspectora Sonia Murillo y al subinspector Andrés Solsona, dos policías que se verán envueltos en una complicada trama que les deparará muchas sorpresas. Banqueros estafadores, políticos corruptos adictos al sexo duro, financieros especuladores y otros especímenes similares están en el punto de mira de un justiciero diferente. Un hombre sin futuro que, ante las adversas circunstancias en las que se encuentra la sociedad española, decide cambiar las cosas a su manera utilizando el poder de las redes sociales. Alguien que lo ha perdido todo y por lo tanto no tiene nada que temer, se embarcará entonces en una cruzada de consecuencias imprevisibles... ¿Realidad o ciencia-ficción? Descubre una distopía peculiar, narrada en forma de thriller pero con un profundo trasfondo de crítica social. Una novela negra ambientada en un futuro próximo que quizás esté mucho más cerca de lo que nos pensamos...Me ha resultado bastante inquietante la lectura de esta novela distópica que se parece demasiado a nuestra realidad. Es cierto que Armando Rodera propone situaciones alternativas pero la base es tan real, tan histórica, que no he podido dejar de pensar, mientras leía, qué pasaría si llegáramos a algunos de los escenarios que nos dibuja.
El contenido me parece, pues, impecable. Rodera es capaz de transmitir al lector la congoja por esa España no sé si post o pre-apocalíptica, la rabia, la impotencia... pero también el pasotismo del que, efectivamente, todos o casi todos debemos lamentarnos en nuestra España real. Parte de una base cercana al "si estamos así es porque hemos dejado que nos hagan todo esto" para llegar a una arenga apasionada y capaz de movilizar (al menos en el libro) a unas masas demasiado aletargadas.
Quizá Caos absoluto sea capaz de trascender las fronteras de la ficción y despierte conciencias. Algunas de sus comparaciones son de las que hacen mella, como cuando establece un paralelismo entre el abuso nazi que condujo al holocausto y el silencio que hemos guardado en esta crisis económica que aún no hemos superado, anestesiados por la televisión basura, el fútbol, las medias verdades y las mentiras más descaradas. Y ello a pesar de que hemos tenido motivos de sobra (y seguimos teniéndolos) para la rebelión. O cuando habla de la crisis que tiene lugar en la novela (la nuestra, pero mucho más profunda y, por lo tanto, devastadora) refiriéndose a ella como una suerte de Tercera Guerra Mundial pero sin bombas ni ametralladoras. Muertos, sí; pero de hambre, de desesperación, de desahucios o enfermedades deficientemente tratadas por culpa de los recortes.
Rodera juega con la realidad y la ficción (algunos partidos o personajes hacen referencia, si no directa, sí bastante asimilable a personas y partidos históricos, reales) para crear un escenario distópico con tantos puntos en común con la realidad que es fácil pasarse la novela buscando relaciones y enfrentando los hechos ocurridos con los que hubieran podido tener lugar o los que todavía pueden llegar a pasar.
En esa "realificción", Rodera introduce elementos tan importantes para la comunicación actual y para la novela como Twitter y los blogs, parte fundamental en la historia (aunque es verdad que tanto las arengas del protagonista como la lista de tuits "transcritos" se hacen un poco largas en ocasiones).
Me ha gustado la propuesta de Rodera aunque no puedo dejar de referirme ni a los errores (sobre todo de acentuación) que he encontrado ni a un desarrollo del ritmo quizá demasiado alejado de un thriller o una novela negra. De igual modo, la estructura elegida (capítulos narrados en primera persona por el vengador/bloguero/tuitero/alto directivo caído en desgracia que se van intercalando con las narraciones en tercera persona que nos permiten conocer detalles de la investigación policial) me ha parecido acertada como idea aunque en su puesta en práctica da lugar a algunas repeticiones que no añaden demasiado perspectivismo (los hechos son los hechos) y que ralentizan el ritmo de lectura.
Esta ha sido la primera novela de Rodera que leo pero seguiré leyéndole porque me gusta su apuesta por lo diferente y porque he encontrado reseñas de otras de sus obras de las que ponen los dientes muuuy largos. Tengo Juego de identidades esperando en mi Kindle y espero que me llegue El color de la maldad en inglés, así que tengo mucho Rodera por disfrutar todavía.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:En Caos absoluto he encontrado al personaje que escriba/envíe/reciba un mail, mensaje de texto o carta en cualquier momento del libro que pedía el Reto Encuentra al Personaje. En una novela en la que el protagonismo de la red es tan importante, está claro que tenía que haber mensajes de todo tipo pero como especifica un mail, me quedo con el que envía para poder participar en una fiesta sado, en el capítulo 11:
- Reto100 libros: 72/100
- Reto Encuentra al personaje: 28/36
Entré en un servidor de correo gratuito y me creé una nueva cuenta desde la que escribir a esa dirección, no quería utilizar la que usaba para habar con blogueros y otros internautas. Les di el mismo nick (Virgilio) que había utilizado en el foro, por si acaso, y redacté un escueto mensaje. En él comentaba cómo había llegado hasta su página, recomendada por algunos usuarios del foro visitado anteriormente, y les pedía respetuosamente una invitación para asistir a su próximo evento. Tuve suerte; la estratagema funcionó y los responsables admitieron mi solicitud, comunicándome que con mi presencia cerraban el cupo de participantes para esa fiesta.