Hasta hace unos años, la figura del comandante eterno inundaba todo el espectro comunicacional, ahora es la imagen de miles de venezolanos, realizando colas kilométricas, para comprar nada con un salario de hambre. Cada ciudadano, inexorablemente fue llevado a la pobreza, porque el país se ha convertido en una mezcla de reservas internacionales dilapidadas y presupuesto deficitario, imposible de financiar.
El Estado vive endeudado, a raíz del descontrol en el gasto fiscal, no pudo, no supo y no quiso deslastrarse de la dependencia de la renta petrolera, que amortiza alrededor del 65% del consumo de la nación.
Estamos hundidos en el caos, sumado a la crisis institucional, que es una combinación para la reflexión, para realizar políticas económicas de ajuste e ir minimizando el malestar social. Pero por conflictos ideológicos, no va a haber cambios, solo promueven la discriminación y la ignorancia.
Sin embargo la inflación se traga el sueldo, la inseguridad se cobra la vida y el descontento provoca indignación en la sociedad. Hemos tocado fondo, nada puede ser peor, ya que con la baja del precio del barril de crudo, lo que nos espera el próximo año, es bailar joropo sin alpargatas.
Debemos tomar en cuenta, que por cada dólar que dejamos de percibir por la venta de nuestro oro negro, Venezuela sufre una pérdida de 700 millones de $ anuales. Desde junio ha bajado un 30% la cotización del hidrocarburo, eso se traduce en una merma de los ingresos por el orden de los 43 mil millones de dólares.
El costo de la vida para el 2014 se estima que pasará del 70%, con posibilidades de superar el 100% en el 2015, debido a la contracción del Producto Interno Bruto, aumento en la escasez de artículos básicos y erráticas políticas macroeconómicas.
Sostener las misiones y los subsidios, no se hace con recortar gastos suntuarios, sino con devaluación de la moneda y endeudamiento con los chinos, que desde 2006 nos han suministrado alrededor de 50 mil millones de dólares y eso que se cansaron de decir, que éramos soberanos, autosuficientes y poseedores de una moneda fuerte. Lo que conviene para el gobierno es mantener una ilusión para hacer frente a las próximas elecciones de Diputados, sin importar las consecuencias de imprimir dinero inorgánico y obligar a los comerciantes a vender a precios ficticios.
Pero la capacidad de mentir se les acabó, porque todo ha sido producto de la improvisación y ahora, sumidos en el estancamiento. Toda esta revolución es puro humo, ruido, agitación y miseria. La realidad supera esa creatividad bolivariana. En casi 16 años han conducido la patria a la indigencia, porque para cada solución, han generado un problema.
Estamos en crisis, por la falta de alimentos, medicinas, materias primas para las industrias. Además, controles ineficientes han ahogado la empresa privada, se le añade la corrupción, la delincuencia y el desempleo. Cada ciudadano se ha convertido en un buscador de soluciones, solo con la finalidad de poder sobrevivir.
Fuente: Noticiero Digital