Hay personas que se dejan llevar por los retos a corto plazo, como en la película. Personas que lo que les preocupa, es obtener la victoria, tener la valentía de alcanzar retos imposibles, no por que lo que les apasione sea el objetivo a alcanzar, si no el camino hasta conseguirlo. Pero, ¿qué sentido tiene esto? ¿Qué sentido tiene vivir a saltos, sin saber si lo que arriesgas en cada uno de los retos es en vano? ¿qué sentido tiene aceptar retos que nada tienen que ver con nuestro objetivo?
Todos hemos pasado por épocas en las que nos hemos ido dejando llevar por el devenir de la vida, provocando que vivamos sin más el presente, sin pretender llegar a ninguna parte. Han sido épocas muy bonitas pero que se han visto frenadas por la realidad. Tarde o temprano nos damos cuenta de que hay que proyectar, y de algún modo, encaminar los pasos.
Para mi el mes de septiembre, a parte de ser el mes de mi cumpleaños, es el mes de la organización: de la planificación de un nuevo año por delante. Un año lleno de proyectos nuevos, de energías nuevas, renovadas ( o al menos así debería de haber sido); un año donde poder aplicar lo aprendido y seguir sumando lecciones nuevas para seguir creciendo.
Porque para mí, los retos, consisten en no estancarme y en seguir creciendo cada día; para que lo que tenga que apostar en cada reto sea mi miedo a no alcanzar lo que ansío conseguir.
Quizás por eso, las palabras que más me gustan para completar el título del blog sean: " aprender una cosa más" y me empeñe cada día en encontrarlas.
Buenas tardes con una "relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor".