Capilla sixtina a la madrileña

Por Laurytyta

Así a simple vista este es un edificio feucho, una iglesia más que no llama para nada la atención y que seguramente por ello en la que muchos turistas y más madrileños no se molestan en entrar.
Una pena, porque en este caso el tópico se cumple, la belleza está en el interior.

Si ya hablábamos de la colegiata de San Isidro como el mejor ejemplo barroco de Madrid podemos decir que ésta es la joya barroca más recóndita, San Antonio de los Alemanes.

Los exhuberantes frescos que la decoran de pies a cabeza te hacen imaginar que estás una iglesia italiana, lógico cuando al investigar sobre ellos nos encontramos con nombres como Francisco Carreño, Francesco Ricci y por supuesto el gran fresquista Luca Giordano. Los tres contribuyeron con sus brochas y colores en la falsa arquitectura de la cúpula oval. Precisamente el aparente volumen de las columnas salomónicas fue una de las cosas que más me llamó la atención.

Giordano además se encargó de las ocho escenas de la vida de San Antonio de Padua pintadas sobre tapices fingidos que vemos bajo la cornisa.


Las fotos están prohibidas.... así que navegando encontré esta y esta.
Como siempre, os animo a acercaros, es complicado encontrarla abierta por tanto mejor ir justo antes o justo después de las misas
Entrad, sentaros en uno de los bancos y tomaros el tiempo necesario para contemplarla tranquilamente en el más absoluto silencio.


Construida a partir de 1624, proyecto del jesuita Pedro Sánchez (arquitecto también de la colegiata de San Isidro) aunque dirigieron las obras Francisco Seseña y Juan Gómez de Mora.

En 1972 fue declarado Monumento Nacional.