Capitalismo en Europa del este

Por Desde Hungría
Dos símbolos de dos sistemas: la cadena de comida rápida y baja calidad McDonald's representando al capitalismo y los bloques de viviendas de paneles de construcción rápida y baja calidad representando al socialismo. Fotografía tomada en Óbuda (distrito III de Budapest).
Desde hace tiempo, quería escribir una extensa entrada sobre la economía de los países que hace un cuarto de siglo se encontraban al otro lado del telón de acero. Aunque este tema ya se ha tocado en el blog, me gustaría realizar un análisis más profundo de la materia. Hungría es un buen ejemplo de estos estados, ni mejor ni peor que el resto. Esta entrada podría aplicarse perfectamente a Polonia, Eslovaquia, República Checa o las repúblicas bálticas, entre otros. No hay mucha diferencia en cuanto a sus economías o nivel de vida actuales entre ellas (unos euros arriba o abajo en el bolsillo cada mes, tampoco muchos). El motivo de este deseo es que la mayoría de la gente de la Europa capitalista tradicional u occidental desconoce en gran parte lo que aquí se cuece. Lógico, teniendo en cuenta la distancia y el nivel de los medios de comunicación, en general, que nos pintan estos países. Charlando con mucha gente me he dado cuenta de que, con sutileza y tiempo (sobre todo tiempo), se han creado una serie de creencias falsas que el viajero del oeste no es capaz de deshilvanar en sus breves viajes de vacaciones o negocios a la Europa oriental.
Me gustaría comenzar aclarando el título de la entrada. A los húngaros no le gusta que se les considere Europa del este. En primer lugar, tienen toda la razón, ya que geográficamente el país está situado en Europa central. Técnicamente hablando Europa del este comienza en la Bielorrusia y Ucrania, y termina en los Urales. En segundo lugar, el término Europa del este suele ir con connotaciones peyorativas. No es mi intención en absoluto. Sencillamente me refiero a que económica y políticamente Europa quedó dividida en dos por el telón de acero: el este socialista y oeste capitalista. Sin centro, donde se encuentran precisamente Polonia, Hungría o Eslovaquia, entre otros. Así que se les metió en el saco "oriental" repentinamente. No obstante, y con esto me justifico, es evidente que a pesar de haber transcurrido más de un cuarto de siglo, el telón no ha desaparecido del todo, sigue habiendo una "telilla" que los separa. Esto es evidente si uno cruza la frontera entre Polonia y Alemania, entre Hungría y Austria, o toma un barco entre Tallinn y Helsinki, por poner algunos ejemplos.
No pretendo establecer tampoco el típico debate entre socialismo y capitalismo, sobre todo porque considero que los defensores de cada uno tienen sus argumentos respetables y fundados. Intentaré ser neutral al respecto, y realista sobre todo. Ambos sistemas tienen sus virtudes y defectos. Lo que más me interesa es explicar el asunto de cómo se llevó la transición de las economías planificadas a las de mercado, que es la clave del tema. Un tema extenso y complejo, y que en gran medida mucha gente desconoce o tiene falsas creencias. Recomiendo encarecidamente ver el documental "La doctrina del shock", por la periodista canadiense Naomi Klein, que, aunque a veces peca de sensacionalista, ayuda a comprender todo esto, y que dedica una parte de su libro y documental a esta transición (entre otros temas).
En primer lugar querría desmentir algunos de los mitos que he escuchado frecuentemente cuando oigo hablar de Hungría y el resto de antiguos países socialistas. Estas son algunas de las falsas asumpciones:
A) Los países de Europa del este son a menudo llamados post-comunistas. Esto da a entender que aún tienen restos de dicha época y sus economías aun no son totalmente capitalistas. FALSO. Las economías de estos países se caracterizan por un capitalismo más "puro" y ultraliberal. El mercado está totalmente desregulado, mucho más que en la vieja UE de los 15. Del comunismo aquí no queda más que un lejano recuerdo, como un antiguo sueño. Así que, aunque muchos se empeñen en llamarles países post-comunistas, esto no es más que una mención histórica.
B) Como son países que vienen del socialismo, sus sistemas han retenido un alto nivel de protección social. FALSO. Sin duda creo que es lo que aquí mucha gente quería, un sistema híbrido al estilo escandinavo. Pues bien, aquí la seguridad social es bastante más desprotectora que en Europa occidental. Pensiones, sanidad, educación... reciben muy poco dinero de los presupuestos. La recaudación también es baja en cifras absolutas, aunque en porcentajes es mayor que la occidental.
C) Los países de Europa del este están a punto de alcanzar a sus colegas occidentales, esto es evidente paseando por el centro de sus capitales con sus coches de alta gama, restaurantes llenos y comercios repletos. FALSO. El centro de las capitales de la antigua Europa socialista es una burbuja total. Aquí se concentra casi toda la riqueza del país. Se puede comprobar que está formado por una pequeña élite nacional y el resto son extranjeros, bien de negocios o turismo. Por otra parte el "aparentar" se lleva mucho, aunque ya no tanto como antes, y en Hungría no tanto como en otros países. Pero aún recuerdo mi primer viaje a las repúblicas bálticas (antes de venir a Hungría) y ver a algunos estonios, letones y lituanos con Mercedes y BMW de alta gama y sueldos de 300 euros. ¿El secreto? Crédito, leasing, ir sin seguro y pedir dinero prestado para echar gasolina. No importa comer arroz durante años si pueden presumir de coche. Obviamente el turista extranjero pensará que "wow, sí que hay nivel de vida aquí".
Finales de los años 80: el sistema socialista se desmorona. Décadas atrás, tras la segunda guerra mundial, había comenzado en estos países una esperanzadora época en la cual el fascismo alemán, un sistema tirano que proclamaba la supremacía racial, había sido derrotado por el comunismo, que pregonaba la igualdad, la solidaridad y la conciencia social (aunque en cuestión de autoritarismo ambos andaban parejos).
Años después se vio como este sistema paternalista se diluía, al cubrir las necesidades básicas de una población que obtenía casa, trabajo, sanidad, estudios y todo tipo de protección, independientemente de que trabajasen mas o menos. Lo básico estaba garantizado y la posibilidad de obtener algo más era muy difícil por muy bien q trabajase o muy bueno q fuese en su labor, la única posibilidad de vivir mejor era ser del partido y tener buenos contactos. Aunque muchos trabajadores concienciados cumplieron excelentemente con su trabajo, otros muchos dejaron caer los brazos y transcurrir el tiempo, viviendo de "papá Estado", lo que originaria que el sistema socialista terminase colapsando. A todo esto hay que sumarle que la mayoría de las políticas eran impuestas desde Moscú y la URSS, y Hungría era un estado títere, policial y opresivo. Se persiguió y diezmó a la oposición, incluso hubo una revolución en 1956 contra la URSS que fue finalmente aplastada. Finalmente, el sistema socialista fue desmantelado en todo el bloque oriental y la URSS, iniciando una transición al capitalismo que muchos pensaban que iba a ser un camino de rosas, y que se terminó convirtiendo en una pesadilla para la mayoría de la población.
Los recientes países ex-socialistas tuvieron un claro concepto de su nuevo modelo de estado: una democracia a la escandinava (economía de libre mercado, pero con un sistema con alto grado de protección social, una especie de híbrido entre capitalismo y socialismo). Además, por su localización geográfica y vínculos recientes, pretendían ser la unión entre una nueva Rusia capitalista y Europa occidental. El puente entre oriente y occidente. Las cosas pintaban muy bien.
Sin embargo, y como se refleja en el documental "La doctrina del shock", los países capitalistas tradicionales (especialmente Estados Unidos y Reino Unido), les obligaron a implantar sistemas económicos ultraliberales (Milton Friedman y escuela de Chicago) a cambio de concederles ayudas económicas y asesoramiento político-económico. La intención era claramente que sus grandes corporaciones y multinacionales desembarcasen en estos nuevos países con economías de libre mercado, y pudiesen exprimirlos hasta la última gota: mano de obra ridículamente barata, pocos impuestos, todo tipo de necesidades que satisfacer al tener un sistema público reducido a la mínima expresión, llegada masiva y libre de capital extranjero para comprar las escasas empresas supervivientes a la transición... Algo que sería imposible con políticas keynesianas y modelos a la escandinava.
Con el paso de los años, esto ha creado dos bloques capitalistas: el central (alpha) y el periférico (beta). El núcleo alpha del capitalismo sería el de la UE-15 (los países antes de la ampliación, aunque entre ellos también hay unos más dominantes y otros más dominados) y USA (en ambos están asentadas las grandes multinacionales con influencia mundial), y el beta, que en este caso sería Europa del este (que carecen de sus propias grandes empresas y donde el capital está en manos de las corporaciones del grupo alpha). 
Por otra parte, hay otro gran bloque de multinacionales rusas en lucha con el de UE/USA. Cabe destacar que, aunque Rusia adoptó el libre mercado de las teorías de Friedman, fue más receloso a la hora de aceptar capital extranjero, lo que dio lugar a una serie de nuevos oligarcas supermillonarios rusos que controlan las grandes empresas ex-soviéticas que en su día se privatizaron a precio de saldo. Ello ha dado lugar a la nueva rivalidad USA-Rusia. Ya no es la lucha de dos sistema políticos antagónicos, sino de las grandes empresas y corporaciones de dos sistemas económicos similares y enfrentados. El ejemplo más actual es Ucrania, un apetitoso mercado de 40 millones de habitantes (casi similar a toda la ampliación de la UE de 2004 excepto Polonia) que será "controlado" por UE-USA o Rusia (depende de qué bando gane la guerra, aunque me atrevería a decir que la única solución real que vislumbro es la de dividir el país en dos, el Donbás bajo la influencia rusa y el resto bajo la influencia UE-USA).
Con la deslocalización (un eufemismo para decir que las grandes empresas han trasladado sus puestos de trabajo a países menos regulados y con mano de obra más barata), las capitales de los países ex-socialistas han recibido una llegada impresionante de capital extranjero que las ha transformado por completo, mientras que el resto del territorio se ha empobrecido enormemente a costa de ello. Y no solo económicamente, sino que la gran migración de población activa a la capital ha diezmado pueblos y ciudades también socialmente. Las multinacionales han trasladado especialmente la producción a estos países, dejando el diseño, investigación y desarrollo en sus países de origen, lo que ha originado un traslado masivo de la población más cualificada a occidente, que además está más dispuesta a aceptar condiciones laborales más precarias al proceder de países con economías menos desarrolladas. Las empresas vienen a producir a Hungría, que les sale más barato, pero los húngaros se marchan a trabajar a Alemania, donde ganan mucho más dinero. Y así en todos estos países.
Los efectos se han notado especialmente en esta crisis económica: precarización del empleo, desmantelamiento parcial del estado del bienestar y descenso del nivel de vida de las clases media y baja. También en Europa del este, con el handicap de que dichos países partían de un nivel general mucho más bajo. En mi opinión, a partir de esta crisis, occidente va camino de convertirse en oriente y no al revés, como debería ser según el concepto de progreso.
No es de extrañar que la percepción de los ciudadanos de la antigua Europa del este de "capitalismo" y "democracia" sea bastante mala. Ninguna les ha traído la riqueza que añoraban. Pueden comerse un BigMac, pueden llevar unos Levi's, pueden conducir un Porsche, pueden tener una casa enorme con jardín. Tienen la posibilidad. Pero casi ninguno lo hace. Una frase que ilustra esto bastante bien es la de "con el socialismo, teníamos dinero, pero no había qué comprar en las tiendas. Ahora, con el capitalismo, tenemos las tiendas llenas de cosas pero no hay dinero para comprarlas".