Que en los mares haya piratas era algo que hace unos años nos parecía muy remoto en el tiempo, y que en la actualidad nos parece algo muy lejano a nuestra sociedad, una cuestión que solamente vemos alguna vez en el telediario. Paul Greengrass pretende con este ‘Capitán Phillips‘ acercar el grave problema de la piratería en las costas de países como Somalia mediante su particular forma de tratar el drama de forma casi documental.
Tras abandonar la saga Bourne parece que Greengrass tiene la intención de volver a ese cine con ansía de reportaje que le llevó a la fama en 2002 con ‘Bloody Sunday’. Lo que aquí se cuenta son los días de abordaje de buque de carga Maersk Alabama por piratas somalíes el 8 de abril de 2009 y secuestro y posterior liberación de su capitán Richard Phillips (interpretado por Tom Hanks)
Es admirable la forma con la que se nos explica a los no iniciados en la materia todos los protocolos navales y las estrategias que a veces se llevan a cabo para evitar los contratiempos. Todo esto ayuda a que la cinta consiga una nota de notable (sobre todo en su primera hora) en su faceta de thriller. Pero de un director que se caracteriza por analizar más el fondo que la superficie no se le puede exigir que con una historia real así se limite a hacer un producto de acción sin ahondar en los problemas de raíz que provocan la aparición de estos saqueadores del mar en pleno siglo XXI.
Se limita a mostrar una historia de buenos y malos sin apenas explicar ni comprender las razones de esos malos. Apenas se moja en explicar las circunstancias personales de los secuestradores ni en citar a esos señores de la guerra que son los que se llevan el dinero de los rescates. Le vale con mostrar a un grupo de personas salvajes y sin escrúpulos a las que, todo hay que decirlo, es muy fácil engañar y jugar con ellos. Circunstancias y problemas que en cambio si reflejan otras películas de un carácter más comercial como es ‘Diamante de sangre‘ (2006)
Irrisorio es la única forma de definir el intento de mensaje positivista del capitán Phillips a uno de sus secuestradores sobre que cada uno elije lo que puede ser en la vida. ¿Alguien se cree hoy en día que todas las personas del planeta están en igualdad de condiciones para cambiar su presente? Parece ser que el bueno de Richard Phillips piensa que sí.
Es una autentica lástima que un comienzo tan exquisito resulte en definitiva un nuevo intento moralizador como nos tiene acostumbrados cierto cine americano. Incluso lo atractivo que tenía como película de acción se diluye por culpa de un climax tan excelso en minutaje que crea una desconexión total. Tanto agua para no mojarse nada.