Capítulo 22
(María Orgaz)
Cuando Jack escuchó que Noelia había sido la responsable del accidente de coche casi se le salieron los ojos de sus órbitas. Él llevaba torturándose desde el fatídico día de la carrera pensando en que por su culpa Diana estaba entre la vida y la muerte en un estado de vigilia eterna. La culpa había sido una carga tremendamente pesada durante aquel largo tiempo, y resultó que él no había causado el accidente. En parte, seguía teniendo parte de culpa pues correr en carreras ilegales no era precisamente una actividad inocente y segura, pero de ahí a ser responsable del estado de Diana había un largo trecho. Suspiró profundamente, pues varios sentimientos luchaban en su interior. Se sentía más furioso que nunca con Noelia, pues ya la odiaba pero en aquel instante quería que el mismísimo diablo la llevase al infierno pues era lo mínimo que merecía.
Estaba aliviado porque no había sido el directo responsable del accidente, además de por recordar que Diana había despertado, agradecido con Richard porque había comprobado que estaba siendo un gran camarada y que sin su ayuda el día del apuñalamiento habría muerto desangrado, y luego estaba la preocupación por la seguridad de Jessica.
—Tú no tienes la culpa de los actos de tu hermana, pero desde luego si estaba en un psiquiátrico no fue buena idea sacarla de allí, a la vista está —dijo Jack con gesto serio observando a un Esteban totalmente derrotado.
—Ya lo sé, pero es mi hermana pequeña y nos dolía mucho verla allí. No sabes lo que era ir a visitarla y que te suplicara que la llevásemos a casa… —respondió abatido mientras seguía sin poder dejar de llorar.
Jessica estaba descompuesta por la preocupación, la situación era demasiado complicada y peligrosa y su mente le daba vueltas, eran demasiadas cosas a la vez como para asimilarlas en cinco minutos. Richard observaba a Jess con gran preocupación, estaba colapsada, podía verlo en sus preciosos ojos y quería ayudarla a que se despejase.
—Me llevo a Jess para que tome un poco de aire y que coma algo. Además así podéis hablar tranquilos. Espérame fuera que ahora mismo te acompaño —dijo Richard interrumpiendo aquella tensa situación.
Jessica se sentía tan abrumada que tan solo miró a Jack, después a Richard y asintió con la cabeza sin mediar palabra. Salió de la habitación y se sentó en una de las sillas del pasillo, mientras los tres chicos continuaban en la habitación.
El joven rubio miró a Jack con seriedad pero con camaradería. Esteban por su parte, seguía llorando sin mirarlos, tratando de calmarse por los atroces actos cometidos por su hermana pequeña.
—Jessica está saturada y agobiada, necesita despejarse o no sé lo que hará — explicó Richard algo menos serio—. Voy a bajarla a la cafetería para que coma algo, que no recuerdo haberla visto comer desde hace horas. Te dejo para que hables con Esteban a ver si se puede resolver esta situación.
—Me parece bien, porque nunca la había visto así desde el día que le conté lo que le pasó a Diana. Cuida de ella por favor, tal vez Noelia quiera aparecer por aquí para rematarme…
—No digas eso, además la policía está avisada, creo que hay algunos policías de paisano por si aparece. En cuanto coma algo, subimos de nuevo. No voy a permitir que le pase nada malo. Te lo juro por mi vida.
Jack asintió, sentía muchísima gratitud hacia Richard tras haberle salvado el día del apuñalamiento. No era mal tipo, ambos amaban la música y a pesar de que Richard vio en primera plana el beso entre él y Jess había seguido yendo y tratando de ayudarle. Cuando todo aquel embrollo finalizase quería hablar largo y tendido con él, pues estaba cansado de enfrentamientos por Jessica, cuando había comprobado que podrían llegar a ser amigos. Pero en aquel momentotenían el asunto de Noelia entre manos.
***
Richard se despidió de los dos chicos y salió para reunirse con Jessica, que esperaba sentada en una silla con la mirada fija en el suelo. Cogió la mano de la muchacha para que se levantase y fueron hacia el ascensor para bajar a la planta baja donde estaba la cafetería, lo último que faltaba era que Jess enfermase por no comer.
Cogieron un par de bocadillos y refrescos y se sentaron en una de las mesas, la cafetería no estaba demasiado llena, pero mejor así, pues podrían hablar en un ambiente más relajado y sin jaleo. Jessica no paraba de observar a Richard, que estaba serio por la situación pero trataba de tener un gesto amable para no asustarla más de lo debido.
—Gracias por todo lo que estás haciendo. No merezco que te portes tan bien conmigo y mucho menos después de ver el beso. No pretendía faltarte al respeto besándole delante de ti —bajó la mirada al decir las últimas palabras, pues de corazón se sentía avergonzada, pues sabía los sentimientos de Richard por ella.
Y aunque ella sentía algo, no se podía comparar con lo que sentía por Jack. Tenía que ser sincera y no perjudicar más a Richard.
—Lo primero, hago lo que tengo que hacer, no voy a permitir que esa loca siga haciendo daño, y más cuando en parte es culpa mía. De no haberla ayudado, nada de esto habría pasado. Segundo, no te preocupes por mí, ahora no es lo más importante pues tu seguridad es lo prioritario. Y tercero, ya lo tenía bastante asumido antes de ver el beso, por muchas cosas que yo sienta por ti, no te puedo obligar a que sientas lo mismo —Dijo el muchacho rubio, para luego beber un sorbo del refresco.
Richard estaba hablando totalmente en serio, era cierto que en el fondo, sentía dolor pues sentía cosas muy fuertes por Jessica. Pero tenía que aprovechar aquellos instantes, pues tras comprobar que Jack no era un mal tipo, y que casi pierde la vida ante sus ojos, su percepción de las cosas había cambiado bastante en un corto periodo de tiempo.
—No sé qué decir… no me esperaba tanta sinceridad por tu parte, de tantos temas y en este preciso momento —Jessica estaba un poco aturdida, no esperaba hablar tan claramente con su amigo.
—Cuando todo este lío de Noelia termine, podremos hablar más tranquilamente de todo —dijo esbozando una sonrisa—. Mientras tanto, déjame que te cuide para que no te suceda nada malo. Además se lo he jurado a Jack por mi vida, ¿no querrás dejarme mal, no?
Ella entornó los ojos sin poder evitar sonreír, al final había conseguido que se relajase un poco. Y al mencionar a Jack, un tema se le vino a la mente.
Algo que había querido hablar con Richard pero con tantos acontecimientos se le había olvidado hasta aquel momento.
—Oye Richard, hay una cosa de la que quería hablarte hace unos días, pero con tanto jaleo no habíamos tenido un tiempo para hablar a solas —se sentía cohibida, pues bastantes cosas estaban sucediendo como para asimilar más cosas raras, malas o peligrosas—. Verás, el día que Noelia apuñaló a Jack, te chocaste conmigo lleno de sangre y corriste a ayudar a Jack, cosa que demuestra lo buena persona que eres, por cierto. Pero… ¿Por qué estabas en su habitación aquél día?
Él no quería hablar del tema, también estaba agobiado, y mucho más teniendo en cuenta que parecía que todo lo que sucedía tenía que ver con la víbora fugitiva. Pero conocía a Jess, no se rendiría ni aceptaría una evasiva.
Suspiró cerrando los ojos antes de comenzar a hablar.
—Aquel día vine al hospital porque quería hablar con Jack. Le pedí ayuda para poder librarme de Noelia, bueno para librarnos a todos de ella. Queríamos trazar algún plan para alejarla de aquí, sobre todo alejarla de ti —dijo mirándola fijamente a los ojos—. Pero esa loca vino, nos escuchó y apuñaló a Jack. Yo… creí que se moría al ver tanta sangre salir de su estómago. Me asusté y fui a buscar ayuda, y me tropecé contigo.
Jessica escuchó todo el relato con mucha atención, sin decir ni una palabra, no quería interrumpirle. Cuando terminó de contar todo, no sabía qué decir. No esperaba algo así por parte de Richard, pero se sentía alegre de ver que aquel acto que pudo costarle la vida a Jack, había conseguido que se unieran un poco. No sabía si hasta el punto de ser amigos y estar juntos en la misma banda pero al menos si como para poder tolerarse el uno al otro, hablar educadamente e incluso ayudarse.
Ella sonrió más relajada, pues al menos había una buena noticia entre tanta locura. Continuaron comiendo el bocadillo y cuando terminaron, subieron de nuevo por el ascensor para reunirse con Jack, y saber qué más había dicho Esteban de su hermana.
Caminaron por el pasillo, pero antes de llegar a la habitación de Jack se cruzaron con alguien. Jessica se quedó perpleja, era Diana, iba caminando torpemente ayudada por su madre. Sabía que estaba despierta pero no se hubiera imaginado encontrársela frente a frente. Elizabeth miró a Jessica con gesto amable, pues estaba agradecida por las palabras que un día le había dicho la joven.
—Mira Jessica, esta es mi niña, Diana —dijo mientras sujetó con más firmeza a su hija por temor a que cayese.
—Hola Diana, espero que estés recuperándote bien —contestó de forma sincera. Diana simplemente asintió con una pequeña sonrisa, no conocía a la chica y no tenía demasiado interés. Por quien si tenía interés era por aquel rubio tan guapo que ya había visto un día por el pasillo.
—Me llamo Richard —interrumpió mirando a Diana de manera profunda.
Ella le observó fijamente y hasta se podía apreciar un ligero rubor en sus mejillas. Sus miradas conectaron ante la atenta mirada de Elizabeth y Jessica que se quedaron calladas durante unos segundos. Después se despidieron pues Jack se estaría preguntando dónde estaban.
Diana y su madre continuaron con su paseo, mientras los dos jóvenes fueron hasta la habitación de Jack. Al entrar comprobaron que Esteban se había marchado. Al parecer, tras volver a disculparse con Jack y ofrecer su ayuda para cualquier cosa, quiso que el joven moreno descansase sus heridas.
Jessica fue bastante efusiva con él a pesar de estar delante Richard, quien estaba con la cabeza en otra parte, no volvió a abrir la boca salvo para despedirse de Jack. Acompañó a Jessica para que visitase a su padre en la habitación del hospital, afortunadamente estaban en la misma planta, pero con Noelia suelta por ahí, Richard quiso hacer de guardaespaldas. Hasta que no hablase con su padre y la llevase a casa no se iría a dormir. La esperó en el pasillo para que pudiese hablar con su progenitor en intimidad. Ella llamó a la puerta y entró para verle antes de irse a casa a descansar.
—Papá, ¿Cómo te encuentras? —dijo mientras se sentó a su lado mirándole.
—Mejor hija, solo ha sido un susto. ¿Tú estás bien? Su preocupación paterna salía a la luz.
—Si, papá, la policía está buscando a Noelia. Jack está mejorando, y no fue el causante del accidente que dejó en coma a Diana. Además acabo de ver a Diana y se está recuperando bastante bien. —Jessica estaba un poco más relajada porque el día estaba mejorando, solo faltaba que atrapasen a la loca y todo sería perfecto.
Pero Lucius frunció el ceño en cuanto escuchó que su hija nombró a Diana. Estar entre la vida y la muerte le había hecho darse cuenta de que no podía seguir callado por más tiempo. Tenía que hablar con su hija de una vez para que supiera la verdad.
—Verás hija, yo… tengo algo que contarte. Y si te soy sincero no pensaba contártelo pero todo lo sucedido me ha hecho ver que no tengo derecho a guardar este secreto por más tiempo. Tu madre habría querido que te lo hubiera dicho antes —explicó dejando a su hija con una gran expresión de extrañeza en el rostro.
—¿A qué verdad te refieres papá?
—Verás Jess… ¿Recuerdas el día que te presenté a Elizabeth?
Su hija asintió muy perdida, ¿qué tenía que ver Elizabeth en la verdad que su padre quería contarle?
—Tu madre ella y yo nos conocíamos de jóvenes. Yo era el novio de Elizabeth, y tu madre era una compañera de clase. Pasado un tiempo, Elizabeth y yo pasamos una mala racha y me dejó —explicó ante la atenta mirada de su hija que no comprendía nada—. Tu madre fue un gran apoyo para mi, pasado un tiempo el cariño y amistad fueron a más hasta que nos enamoramos y empezamos a salir —al recordar aquellos tiempos no pudo evitar esbozar una sonrisa de añoranza al recordar cómo se enamoró de su difunta mujer—. Y bueno dos años después naciste tú.
—¿Y en todo ese tiempo no volviste a hablar con Elizabeth? —preguntó intrigada Jessica.
—Casi nada, desapareció prácticamente de mi vida y no supe por qué. Imaginé que era porque no le gustó que empezase a salir con tu madre. Pero cinco años después apareció de nuevo para hablar con tu madre y conmigo —su gesto cambió, se puso más serio y preocupado —. Vino a presentarme a su hija Diana, a nuestra hija.
Jessica abrió los ojos como platos, no sabía si había escuchado bien las palabras de su padre. Quería decir eso que ¿Diana y ella eran hermanas? No podía creerlo, era demasiado irreal como para que fuera la realidad.
—Papá, ¿es una broma? —estaba demasiado sorprendida como para creer que era real.
—Hija, sé que debí decírtelo antes, pero no veía el momento, y mucho más cuando supe lo del accidente.
—Pero y ¿por qué no te ocupaste de ella? ¿Por qué no cuidaste de ella cuando estuvo en coma? —su voz había cambiado, estaba reprochándole a su padre la mala actitud que había tenido con “su hija ilegítima”.
—Elizabeth no quiso, y eso que tu madre insistió en que formara parte de nuestras vidas. Ella también quería que Diana formase parte de nuestra vida, de tu vida. Tampoco quisimos obligarla —se entristeció al recordar aquella conversación.
—¿Y qué se supone que tengo que hacer con esta información? ¿Diana lo sabe? ¿Qué debo hacer yo ahora? —sus palabras salieron tan atropelladamente de su boca que a su padre le costó entenderla.
Lucius sabía que una bomba de semejante calibre era complicada de asimilar y mucho más tras haber estado a punto de suceder unas cuantas desgracias en poco tiempo. Así que se despidió de ella para que pudiera descansar. Ya hablarían largo y tendido del tema de Diana y de todo lo demás. A fin de cuentas no tardarían en darle el alta.
***
Dos meses después…
La noticia de que Diana y Jessica eran medio hermanas, al principio había sido chocante, pero como ambas se entendieron tan bien desde el primer momento, se trataron como hermanas. Lucius estaba contento por ver la madurez de su hija, que había afrontado la situación mejor de lo que hubiera esperado, y Elizabeth estaba feliz porque su hija tenía un apoyo y sentía a Jessica casi como otra hija. Ver que se entendían tan bien era algo muy positivo tras todo lo sucedido. Además Jess ayudó a Diana durante el resto de la recuperación, para intentar ponerla al día del mundo, de las noticias y se sorprendió al ver que no estaba enfadada porque ella estuviera saliendo con Jack a pesar de que eran novios cuando entró en estado comatoso. Pero claro, había algo que Jessica ignoraba, algo que su hermana había querido guardarse para sí misma.
Afortunadamente para todos, atraparon a Noelia cuando esperó a Jack en su casa el día que le dieron el alta, pretendía matarlo, pero la policía intervino y todo se solucionó sin más percances. Fue un verdadero alivio para todos, ya que la situación había sido extremadamente peligrosa.
Aunque a Lucius no le había caído bien Jack al principio, cuando Jessica habló con él sobre todo lo sucedido, la realidad del accidente de Diana y todo lo demás, su enfado se suavizó. Todavía tenía un poco de recelo hacia el joven motero, pero había demostrado con creces lo mucho que quería a su hija, y con eso por el momento le bastaba.
***
Jack y Jessica habían ido en la moto hasta el bar de Ryan donde habían quedado con Diana, que al parecer tenía una noticia que darles. Emy dijo que iría también pero más tarde, estaba ocupada con un chico y por más que insistió Jessica no había querido decírselo. Una parte de ella estaba enfadada y molesta, parecía que su amiga no tuviera la suficiente confianza con ella, pero también comprendía que quizás tenía sus motivos para guardar la información por el momento.
—¿Y qué quiere decirnos? —preguntó Jack con intriga tras darle un sorbo a la cerveza.
—No lo sé, ayer estuvimos en casa pero no soltó prenda. Pero tiene que ser algo importante porque además la vi muy seria —explicó recordando la conversación del día anterior con su hermana.
Tuvieron que esperar, ya que ninguno de los dos sabía nada. Lo cierto es que ese rato lo aprovecharon para estar juntos, dedicarse carantoñas y comerse a besos.
—Hermanita, todos los días igual, parecéis lapas… —dijo Diana acercándose a ellos.
Jessica sonrió un poco sonrojada mientras se levantó a saludar a su hermana, Jack hizo lo mismo. No se habían percatado de que alguien venía con ella, y mucho menos que era alguien conocido. Se trataba de Richard.
—Richard ¿Qué haces aquí? ¡Qué casualidad! —Jessica se alegró mucho de verle, pues tras todo lo acontecido habían hablado poco.
—Viene conmigo —interrumpió Diana—. Es… mi novio —dijo mientras se sonrojaba tremendamente.
Tanto Jack como Jessica abrieron los ojos desmesuradamente, no esperaban algo así. Era cierto que desde que Richard salvó la vida del motero, su relación de odio había cambiado, pero el joven rubio había tenido la boca bien cerrada sobre aquel tema.