CAPÍTULO 9: EL SÓTANO
by El Rincón de Ika · Published julio 29, 2016 · Updated julio 28, 2016
Llegué a Santiago con miedo a sentirme desubicada, sola o entrometida. Y fue precisamente así como me sentí desde el día uno. El larguirucho se esforzó mucho por hacerme sentir bien, por crear un hogar para mí y hacerme feliz. No tenía habilidad pero lo intentaba. De hecho, a pesar de mi estado de ánimo que tan sólo dos meses después de aterrizar estaba por los suelos, hubo un momento en que fui feliz.
Es cierto que una relación con cimientos no tiene por qué acabarse al pasar por momentos tan duros. Pero nosotros no teníamos pasado y las circunstancias pudieron con el amor.
La vista te engaña, los ves más negros, más bochornosos que aquel día, y aunque tienes la técnica para recuperarlos no es infalible, y lo que es peor, crees haberla olvidado.
Sentía angustia, cansancio….dolor intenso refugiado en mis ojos. Me hubiera gustado saber cambiar de mirada para disimular la caída al sótano, sentía vergüenza, parecía que todo empezaba de nuevo, pero desde los escombros.
Una idea recorría mi cabeza continuamente mientras buscábamos solución a una muerte inevitable, mientras buscábamos nuestro sitio entre lágrimas y gritos, mientras nos queríamos más fuerte para después tener caídas más fuertes.
Sólo quería dormir…’Que pasen las horas y los días rápido’.
Lo que algunos catalogan como llamadas de atención, yo, y posiblemente tú si estás sintiendo conmigo el relato, le llamo pedir ayuda. Esperas que sepan interpretar que necesitas atención porque te estás derrumbando. Y sin darte cuenta llegas a otro….fin.
Finales de agosto y yo volviendo con una maleta, sin cerrar, a mi casa, Valencia. Los siguientes meses fueron confusos, duros y desesperantes, sin embargo no necesito contar más para que entendáis por lo que pasé. Una nueva historia sin acabar, dos corazones rotos y una familia, la que creí mía durante un año, destrozada por la cercana muerte.
Durante meses intenté, una vez más, ordenar los pensamientos y acciones que habían cuestionado mis últimos años. Y ese fue mi error, intentar… aquello había acabado, no debía dar más vueltas a algo que ya no tenía solución. El último capítulo de aquella historia fue un viaje relámpago a Santiago de Compostela, siete meses más tarde de mi vuelta a Valencia, en el que quise ponerle un final lógico a todos aquellos días precipitados y que corrieron un 300% más de lo que alguien, desubicado, puede aguantar. Aquel último vuelo no tuvo más sentido que decir adiós, pero yo sola a sólo una ciudad, ya que el gallego no accedió ni a cogerme el teléfono.
Él seguía sufriendo pero yo no tenía nada más que ofrecerle. Cuando digo sufriendo es porque considero que cuando alguien está enfadado con algo o alguien es por un malestar interno que si lo dejas dentro te hace la vida menos feliz.
Ya estaba adaptada de nuevo a mi antigua vida, dejé de llorar y extrañar para lanzarme de nuevo a lo que me deparaba el destino, ése que yo tendría que escribir para no encontrarme con hojas en blanco.
Después todo volvió a la normalidad y el verano después de volver de Galicia nos encontrábamos de nuevo intercambiando miradas, risas coquetas y algún que otro plan. Durante una quedada para que me prestara un libro que me había vendido a lo grande, le propuse que me acompañara a Cabo de Gata, uno de mis paraísos. Ese viaje no tenía ninguna meta, tan sólo deseaba ir allí y él me parecía un buen acompañante.
El viaje al sur nos llevó hasta Cádiz y hasta la conclusión de que no teníamos futuro ninguno, ya que, a pesar de mantener cierta atracción por él, creí sinceramente que nuestros caracteres eran incompatibles. Yo quería una persona alegre y positiva para compartir mi vida, y no eran dos de sus cualidades. Qué equivocada volví a estar en esa afirmación.
Luego llegó la boda, una confusión y más de 500 noches. La confusión en la que caí fue pensar que entre bailes y confesiones, aquel cascarrabias, se estaba interesando por otra de mis mejores amigas. Al día siguiente de la boda intenté hacer de intermediaria encontrándome con la sorpresa de que era yo quien le gustaba. A pesar de descartar la posibilidad de que hubiera nada más que una bonita amistad entre nosotros, aquel despliegue de sinceridad y valentía llamó mi atención…y me dejé querer.
Allí, un domingo por la noche de resaca, nació una historia que me entregaría muchas cosas nuevas y una gran persona a la que descubrir.
Él me acompañó al final del camino, me cogió de la mano cuando caí e intentó ascender conmigo a las alturas, pero nuestro vuelo perdió el oxígeno, yo me agarré al asiento, no tenía otra opción, era mi vida, pero él abandonó el avión y salió en busca de aire.
Mensaje
Tu verdad, tu corazón…mañana
Sigo oliendo tu almohada
y sintiendo el tacto de tus dedos.
Fue difícil lo nuestro más
tuvo momentos mágicos.
Amaneceres, anocheceres
frente al mar,
rocas frías o quemando,
aguas cristalinas, entre montañas,
que nos llamaban al amor.
Me diste verdad, junto
a algunos gramos de crueldad.
Contigo conocí la paz…
en medio de gritos y
malentendidos.
Mis lágrimas te ahogaron,
a pesar de tus remos,
que llegaron tarde, pero llegaron.
Sin embargo, ni todas mis piedras
escaladas, ni la barca que
intentaste construir,
nos salvaron de la muerte.
Siempre tuve dudas sobre
la reencarnación,
ya conoces mi visión de Dios.
Hoy creo que creo,
¿En qué? en nosotros,
en el mañana,
en recuperar oxígeno bajo
las olas que nos inquietan
para dejarnos fuera del juego.
Creo en darnos el mañana,
con corazones o sin ellos,
pero cogernos de la mano
ante un viento revuelto,
que nos empuja, nos chilla,
nos quiere desmoralizar.
Creo en luchar contra viento
y marea por nuestra verdad,
esa parte que sólo tú y yo
sabemos, que construimos
bajo muros de coral y hoy
mantienen sus cimientos,
a pesar del viento,
de las mareas,
de los gritos y de la soledad.
Me diste corazón, uno rudo
y miedoso, pero corazón
del que se palpa bajo las sábanas,
entre sueños, en cualquier rincón.
Se adivina muy de cerca
y con mucha atención,
pero al igual que los cimientos,
ni los miedos, ni los fracasos
bloquean su don, enternecedor
cuando sale de la encerrona
porque tú le abres la puerta.
Tan sólo es tu cabeza.
¿Por qué no le deja sufrir
de amor?
Así maduran las manzanas
en los naranjos y
los pájaros en el mar.
Sólo latiendo, entre vida
o muerte, se hace grande
el corazón.
Te miro y me reflejo,
te observo y allí estoy
con un montón de palabras
intentando esconder,
no sacar al balcón.
Porque así lo piden tus ojos
cuando crees que ya no estoy,
porque por mucho que
mis manos tiemblen, nunca,
y escucha, nunca,
se atarán al rencor.
Yo he sufrido, tú has sufrido,
yo te he regalado, tú me has regalado,
yo te he besado, yo te he besado,
tú me has amado.
Resurgimos de las ruinas
como dos gotas de agua
buscan distintas direcciones antes
de tocar el fondo.
Ahora el vuelo ya está en alza,
mis alas y tus alas,
mi cloro y tu cloro,
se mueven con distinto color.
Pero cuando miran al pasado
sólo encuentran error…
5 de junio 2016. María en la Luna